Una
de las grandes interrogantes de la vida es y ha sido el cambio. Grandes pensadores
y filósofos han efectuado diferentes declaraciones para explicar lo
que esto significa. En Grecia, Heráclito en el siglo V A. C., planteaba
que el cambio es lo único real en el universo y que nada se podía
conocer realmente porque desde el momento que se observaba, ya estaba cambiando.
A pesar de que observando la naturaleza nos damos cuenta que no existe nada
estático, el ser humano tiende a buscar estabilidad permanente. Desea
un trabajo estable, desea tener casa propia para no cambiarse y va construyendo
su vida basándose en la posesión de cosas que le permitan tener
seguridad y estabilidad. Todo esto en el plano material, no es más
que una de las tantas manifestaciones de la personalidad, necesidades que
van naciendo como respuesta al medio en que la personalidad se desarrolla.
Sin embargo muchas veces, encontrando esa estabilidad, no se queda tranquilo.
Hay algo que no está en concordancia y desea más y más.
Muy pocas personas reconocen que tienen necesidades más trascendentes
que son básicas del ser humano, que no tienen nada que ver con lo material
o la posesión de bienes materiales, sino que son necesidades del alma.
Existen necesidades básicas como las necesidades fisiológicas
(agua, comida, oxígeno, sueño, protección a temperaturas
extremas), necesidades de seguridad (sentirse protegidos, libre de peligros),
necesidades de amor (afecto, intimidad y pertenencia), necesidades de estima
(ser querido por uno mismo y los demás, ser valorado en su ambiente)
y por último la necesidad de autorrealización en las que las
personas luchan por conseguir objetivos, desarrollar sus potenciales y alcanzar
sus ideales.
La motivación es un estado interno, que puede ser el resultado de una
necesidad y se caracteriza como algo que activa o excita una conducta que,
por lo común, se dirige a la satisfacción de un requerimiento
o necesidad. Tenemos entonces que la necesidad activa un motivo, el motivo
desencadena conductas dirigidas a restablecer el equilibrio de acuerdo al
requerimiento o necesidad, por lo tanto, la motivación sirve como el
gran plan corporal de autorregulación.
Tenemos por consiguiente que la motivación como estado interno activa
un deseo de satisfacer una necesidad y es lo que provoca en nosotros la necesidad
de realización, es un impulso que nos mueve a efectuar cambios o transformaciones
en nuestras vidas.
En consecuencia en la palabra automotivación, está encerrado
una enorme cantidad de conceptos, acciones y caminos provocados por nuestro
propio ser, respondiendo a una necesidad y es lo que llamo necesidad del alma.
Si nos examinamos o nos dedicamos un tiempo a pensar qué nos ha impulsado
a buscar una escuela de desarrollo espiritual, encontraremos que es un deseo
que está más allá de lo comunmente conocido, es como
una necesidad de alimento mental, es como un impulso que no puede retenerse
y mientras no nos ponemos en acción no encontramos paz, ni concordancia
en nuestra vida. En mi opinión, esta necesidad está más
o menos desarrollada, dependiendo del grado de evolución del ser humano.
De este modo reconozco a aquél que tiene más necesidad de alimento
espiritual y más deseo de autorrealización, de una evolución
mayor que aquél que sólo busca placer en las cosas materiales.
Así como existen muchas formas de satisfacer las necesidades fisiológicas,
de seguridad, de amor y de estima, también existen variados caminos
para satisfacer la necesidad de transformación interna y es aquí
donde nosotros como buscadores de este alimento espiritual debemos reconocer
cuál es el verdadero camino que nos llevará al éxito.
En esta búsqueda nos damos cuenta que efectuar cambios en nuestras
vidas para satisfacer la necesidad de realización o necesidad del alma
no es fácil y que debemos ganar muchas batallas contra nuestra personalidad,
con mucha voluntad, perseverancia y fuerza. Esta fuerza que todos tenemos
y que bien encausada logra alcanzar grandes objetivos. El iniciado comprenda
que la vida, sus causas y fuentes están en planos más trascendentes.
Para construir algo tenemos primero que destruir; en todo acto creativo está
presente la fuerza destructora y no podría haber evolución sin
destrucción de formas. En la naturaleza observamos a veces que los
elementos actúan con mucha fuerza y provocan grandes cambios que sirven
para eliminar cosas que están demás o limpiar la naturaleza
misma. Muchas veces en nuestras vidas podemos encontrar destrucciones que
nos afectan y que nos quejamos por ello. Si tenemos paciencia, descubriremos
que en muchas de estas destrucciones no siempre hubo un motivo y que las consecuencias
posteriores han sido positivas para nosotros.
Para lograr entonces realizar las transformaciones en nuestras vidas, debemos
obligatoriamente provocar destrucciones de hábitos, apegos, resentimientos,
celos, ineptitudes, críticas, miedos, iras, codicias, odios, apatías,
flojeras, indecisiones etc. Para proponemos un cambio o una transformación,
debemos empezar en primer lugar en reconocerlo. Esto se logra con la retrospección.
Una vez conocido el mal condicionamiento, aún teniendo la voluntad
de modificar, pasamos por una etapa dolorosa, ya que nuestro ego no le gusta
ser cuestionado, (los apegos son difíciles de sacar, para saludar al
enemigo necesitamos humildad, para no criticar necesitamos tolerancia etc),
es por eso que necesitamos de mucha fuerza, voluntad, disciplina, perseverancia.
Una vez que logramos el objetivo, nos sentimos victoriosos, viene a nosotros
un placer de armonía, tranquilidad, de estar en el orden divino, de
ser más libres, de amar al Creador, de estar en concordancia con la
creación. Dependiendo del mal condicionamiento que eliminemos o destruyamos,
vamos a ir descubriendo una nueva luz en el horizonte, algo que no conocíamos,
algo nuevo que nos provoca una gran alegría interna, expectación,
entusiasmo e identificación con lo divino. Esa alegría del vencedor,
del luchador que obtuvo una hermosa presea, porque así conquistamos
la conciencia de la inmortalidad.
Cuando se determina efectuar el cambio interno y se elige el camino, no se
conoce el goce espiritual que produce el éxito. De a poco, al reconocer
los beneficios que vamos logrando, nos vamos haciendo más y más
sensibles a ese estado de armonía, de rectitud consigo mismo, como
vamos eliminando en forma inconsciente el ego no equilibrado, como aprovechamos
la energía, como aprendemos a reconocer lo falso de lo verdadero, como
irradiamos paz, alegría, tranquilidad, que no sólo nos beneficia
a nosotros mismos, sino a todos los que os rodean.
Para hacer más efectiva la motivación a los cambios, debemos
permanentemente alimentándonos con emociones positivas, visualizándonos
con ese goce espiritual del éxito o de la batalla ganada, debemos enriquecer
esas visualizaciones con pequeños detalles que nos agradan, emocionándonos
con el goce obtenido y medir constantemente nuestro grado de avance. Escribir
nuestras experiencias y resultados es extraordinariamente motivador, escribir
nuestras sensaciones, analizarlas. Cuando no podemos conseguir algo, pedir
al creador la fuerza para seguir en la lucha. Todo esto no se puede lograr
si no se tiene PERSEVERANCIA, DISCIPLINA, FUERZA. Debemos tener confianza
en que lograremos el objetivo y también mucha voluntad.
Como conclusión deseo compartir con mis hermanos esta reflexión:
Si estoy ya en un camino espiritual, con la enorme energía que me aporta
el Círculo, el Maestro y el Grupo de hermanos, no debo desperdiciar
mi tiempo. He sido elegida, cuánto agradezco al Creador esta oportunidad,
en la que mi alma se siente cada día más plena, sabiendo que
estoy luchando por ser mejor, por tener más fuerza de voluntad, por
ser cada día más disciplinada, de ser cada día menos
egoísta, de entregar a quienes me rodean en cada mirada una sonrisa
de amor, de tantas otras gratas vivencias que tengo día a día,
que van alimentando las necesidades de mi alma, que me hacen mirar con fe
y confianza en el futuro, sabiendo que algún día conquistaré
la identificación con lo divino y la conciencia inmortal.
Gracias a ti Creador y a todos los que haz puesto en mi camino y que están
ayudando a mi desarrollo como ser espiritual.