LAS DUALIDADES COSMICAS

Sucede en ocasiones, mas a menudo de lo que se cree comunmente, que las teorias cientificas mas recientes, por las consecuencias que ellas implican, van a dar con ciertas concepciones antiguas generalmente olvidadas o desdeñadas durante la epoca que precedio inmediatamente la nuestra, y que ademas son obstinadamente ignoradas muy a menudo de manera preconcebida. esos acercamientos pueden parecer extraños a ciertas mentalidades, y no obstante son un hecho, y un hecho extremadamente importante desde el punto de vista de la historia de las ideas; si uno lo tuviese en cuenta tanto como debiera, podria ser inducido a modificar muchas conclusiones. para nosotros, no hay ideas verdaderamente nuevas (hablamos de ideas, entiendase bien, y no de sus aplicaciones practicas), pero lo que crea la ilusion de la novedad y la originalidad es que las mismas ideas han podido ser presentadas, segun las epocas, bajo formas extremadamente diversas para adaptarse a mentalidades igualmente diferentes; se podria decir que no es lo que se piensa lo que varia, sino solamente la manera de pensarlo. es asi como, por ejemplo, la moderna "filosofia de las ciencias" acaba por coincidir con la antigua "cosmologia" en algunos aspectos, aunque aquella tenga un punto de partida totalmente distinto y proceda por una via en cierto sentido inversa. por supuesto, no se deberia creer que, partiendo de las ciencias y sobre todo de las ciencias experimentales, sea posible alcanzar el dominio de la metafisica pura: la distancia es demasiado grande y la separacion es demasiado profunda; pero al menos, se puede penetrar hasta un cierto punto en el dominio intermedio entre el de la metafisica y el de la ciencia en el sentido en que la entienden los modernos, dominio que era en la antigüedad y en la edad media, como lo es aun para los orientales, el de lo que llamaremos las "ciencias tradicionales". estas ciencias eran tradicionales sobre todo porque ellas tenian, directa o indirectamente, un fundamento de orden metafisico, porque no eran, en suma, mas que una aplicacion de los principios metafisicos a tal o cual punto de vista mas o menos especial, y este caso era en particular el de las especulaciones cosmologicas; no hay nada parecido a ello en las conclusiones filosoficas derivadas de las ciencias actuales, pero la coincidencia, cuando se produce, es mas que remarcable. el punto de vista de los antiguos era esencialmente sintetico; el de los modernos, por el contrario, se manifiesta como analitico, y si es susceptible de dar parcialmente los mismos resultados, no es sino por una via mucho mas larga y como desviada. ¿adquieren al menos las conclusiones mas rigor y seguridad por ello?. asi se cree ordinariamente, en razon del prestigio que ejerce sobre las mentes la llamada ciencia positiva; no obstante, nos parece que el origen inductivo de las concepciones de que se trata les transmite un caracter que no puede ser mas que el de simples hipotesis, mientras que, en el otro caso, ellas participan de la certeza que es inherente a la metafisica verdadera; pero esta se ha vuelto tan extraña a la intelectualidad occidental moderna que, para justificar esta asercion, deberiamos entrar en largos desarrollos. poco importa aqui por otro lado, ya que nuestra intencion no es en absoluto la de investigar ahora la superioridad de uno u otro de los dos puntos de vista, sino solamente señalar algunos de esos acercamientos a los que hemos hecho alusion en primer lugar, y ello a proposito de un libro reciente del sr. emile lasbax, "le problème du mal", 1 el cual contiene opiniones particularmente interesantes sobre esta cuestion.

este libro nos parece la expresion de un muy loable esfuerzo por desprenderse de los encuadres, bastante estrechos, de la filosofia clasica, la cual es a veces calificada muy erroneamente de "tradicional", ya que, surgida principalmente de la "revolucion cartesiana", se ha presentado desde su origen como el efecto de una ruptura con la tradicion. uno se acerca a la tradicion en una cierta medida cuando se aleja de esa filosofia clasica, e incluso desde el momento en que uno se da cuenta de que la manera especial como ella plantea y trata las cuestiones esta lejos de ser la unica posible. esto es, precisamente, lo que nos parece que el sr. lasbax ha comprendido, y quizas ello no se debe unicamente al deseo de renovar la filosofia inspirandose en la ciencia, ya que el no es de los que menosprecian el pasado tanto mas cuanto mas lo ignoran. nosotros no podriamos seguirle hasta sus conclusiones, demasiado misticas para nuestro gusto, pero nos complace indicar, con toda imparcialidad, el gran interes de algunas de las apreciaciones que contiene su obra.

nos permitimos, no obstante, una observacion preliminar: el sr. lasbax, quien se cree y se afirma dualista, ¿lo es verdaderamente?. se puede dudar de ello cuando se le ve declarar, por ejemplo, que "el dualismo es una forma de existencia posterior a la unidad primitiva del ser homogeneo e inmortal; la unidad esta en el origen y la dualidad no es mas que derivada, puesto que ella resulta de la escision del ser creado bajo la influencia de una voluntad negativa" (p. 372). una doctrina para la cual la dualidad no es primitiva no podria ser calificada propiamente de dualista; no se es dualista por el solo hecho de que se admita una dualidad, incluso si se rechaza reducir uno de sus terminos al otro. es cierto que, en este ultimo caso, tampoco se es monista, pero ello simplemente prueba que hay concepciones a las cuales no son aplicables tales denominaciones: son aquellas que resuelven la oposicion aparente integrandola en un orden superior. hay doctrinas de este genero que se tiene la costumbre de desnaturalizar interpretandolas en un sentido dualista, y esto es lo que sucede en particular para la doctrina de zoroastro, de la cual los maniqueos no han tenido, al parecer, mas que una comprension incompleta y grosera. ahriman no es "el eterno enemigo" de ormuz, y no es suficiente decir que "un dia debe ser definitivamente vencido" (p. 11); en realidad, segun el avesta, debe reconciliarse en la unidad del principio supremo, llamado akarana, palabra que significa a la vez "sin causa" y "sin accion", lo que es efectivamente el equivalente exacto del "no actuar" de la metafisica extremo-oriental, asi como del brahma neutro y "no cualificado" de la doctrina hindu. ademas, no es en esas doctrinas tradicionales, de una manera general, donde se puede encontrar un dualismo verdadero, sino solamente en el orden de los sistemas filosoficos: el de descartes es su modelo, con su oposicion del espiritu y de la materia que no sufre ninguna conciliacion, sin ninguna comunicacion real entre los dos terminos.

como no nos proponemos entrar aqui en la discusion del dualismo, nos contentaremos con decir esto: se puede constatar en las cosas, no solamente una dualidad, sino dualidades multiples, y toda la cuestion se resume en situar exactamente cada una de esas dualidades en el orden de existencia al cual se refiere, y fuera del cual ya no tendria sentido. ahora bien, todas esas dualidades, que pueden ser en multiplicidad indefinida, ¿no son en definitiva unas especificaciones o modos de una dualidad unica, mas fundamental que las otras, y que revestiria aspectos diversos segun los dominios mas o menos particulares en los que se la contemple?. en todo caso, en el orden metafisico puro ya no podria haber ninguna dualidad, porque se esta mas alla de toda distincion contingente; pero puede haber una dualidad desde el momento en que uno se situa en el punto de partida de la existencia, incluso considerada mas alla de toda modalidad especial y en la extension mas universal de la que ella sea susceptible.

el sr. lasbax se figura la dualidad, bajo todas sus formas, como una lucha entre dos principios: es esta una imagen que, para nosotros, no corresponde verdaderamente a la realidad mas que en ciertos dominios y que, transportada mas alla de sus justos limites, amenaza con conducir a una concepcion totalmente antropomorfica; esto se ve claramente cuando las dos tendencias en presencia se definen, en ultima instancia, como la expresion de dos voluntades contrarias. podria haber en ello un simbolismo util, pero nada mas, y a condicion de no ser victima de el; desgraciadamente, en vez de simplemente asignar al punto de vista psicologico su lugar en el orden cosmico, se tiende a interpretar dicho orden psicologicamente. vemos claramente la razon de una actitud tal: es que el problema esta planteado aqui en terminos de bien y de mal, lo cual es un punto de vista totalmente humano; ya lo era para platon cuando, en el libro x de las leyes, contemplaba dos "almas del mundo", una buena y otra malvada. es ademas la misma razon la que hace que se exagere la oposicion entre los dos principios o las dos tendencias, en detrimento de lo que se puede denominar su complementarismo: si se trata de bien y de mal, evidentemente no se puede hablar mas que de lucha y de oposicion; y el sr. lasbax llega a declarar que "a decir verdad, la complementariedad no es mas que una ilusion", y que "es sobre la oposicion donde conviene poner el acento" (p. 369). no obstante, si uno se desprende de las consideraciones morales, la oposicion solo existe en el dominio especial de la dualidad considerada y, desde el punto de vista superior en el que ella esta resuelta y conciliada, sus dos terminos no pueden presentarse mas que como complementarios; es pues mas bien la oposicion lo que nos parece ilusorio, o por lo menos perteneciente a un grado menos profundo de la realidad. he aqui una de las grandes diferencias entre la posicion del sr. lasbax y la de las antiguas doctrinas tradicionales: estas no se preocupaban en absoluto de establecer "juicios de valor". para nosotros, tales juicios solo tienen sentido y alcance para el ser que los formula, porque no expresan otra cosa que simples apreciaciones puramente subjetivas; luego nos mantendremos fuera de ese punto de vista del "valor", tanto como podamos, en las consideraciones que vienen a continuacion.

el sr. lasbax, deciamos mas arriba, no desprecia el pasado en absoluto: no solamente invoca de buen grado, en apoyo de sus opiniones, las antiguas tradiciones cosmogonicas de oriente, sino que incluso llega a admitir la legitimidad de especulaciones de las que esta de moda el no hablar si no es para burlarse de ellas. esto es asi cuando, haciendo alusion a la solidaridad que une todas las partes del universo y a las relaciones de la humanidad con los astros, declara nitidamente que la influencia de estos sobre aquella es "tan real que ciertos sociologos no han temido crear, tanto para las sociedades animales como para las sociedades humanas, una teoria exclusivamente cosmogonica para las migraciones asi como para los fenomenos sociales mas complejos, yendo a dar, en el termino supremo de la positividad, con las concepciones astrologicas que comte atribuia desdeñosamente al periodo metafisico de su ley de los tres estados" (p. 348). esto es totalmente verdadero, y es un ejemplo de esos acercamientos cuya existencia hemos indicado; mas hay un cierto merito e incluso un cierto coraje en decir cosas cuando tantos otros, que deben saber no obstante de que se trata, guardan sobre este tema un silencio obstinado. por otra parte, lo que es verdadero para la astrologia lo es tambien para muchas otras cosas, y en particular para la alquimia; nos sorprende que el sr. lasbax no haya hecho jamas mencion de esta ultima, pues resulta precisamente que sus concepciones nos han hecho pensar a menudo en algunas teorias de los hermetistas de la edad media; pero el no cita en este orden de ideas mas que a paracelso y a van helmont, y aun sobre puntos muy especiales referentes exclusivamente a la fisiologia, sin parecer darse cuenta de la vinculacion de estos con una doctrina mucho mas general.

hay que renunciar a la concepcion corriente segun la cual la astrologia y la alquimia no habrian sido mas que estados inferiores y rudimentarios de la astronomia y de la quimica. aquellas especulaciones tenian en realidad un alcance totalmente distinto; no eran del mismo orden que las ciencias modernas con las cuales parecen presentar algunas conexiones mas o menos superficiales, y eran ante todo teorias cosmologicas. pero hay que decir que, si estas teorias son totalmente incomprendidas por los que las denuncian como vanas y quimericas, ellas no lo son menos por aquellos quienes, en nuestros dias, han pretendido por el contrario defenderlas y reconstituirlas, pero que no ven en la astrologia nada mas que un "arte adivinatorio", y que no son capaces de establecer la distincion, que se hacia muy bien en otros tiempos, entre la "quimica vulgar" y la "filosofia hermetica". asi pues, cuando se quiere realizar investigaciones serias sobre este tipo de cosas, uno debe desconfiar grandemente de las interpretaciones propuestas por los modernos ocultistas, quienes, pese a todas sus pretensiones, no son depositarios de ninguna tradicion, y se esfuerzan en suplir con la fantasia el saber real del cual carecen. dicho esto, no vemos el porque abstenerse de mencionar en esta ocasion las concepciones de los hermetistas, al igual que cualesquiera otras concepciones antiguas; esto es tanto mas lamentable cuanto mas lugar den a comparaciones particularmente sorprendentes.

asi, para tomar un ejemplo, el sr. lasbax recuerda que berzelius "habia formulado la hipotesis atrevida de que la explicacion ultima de toda reaccion debia reducirse, a fin de cuentas, a un dualismo electroquimico: la oposicion de los acidos y las bases" (p. 188). habria sido interesante añadir que esta idea no pertenecia propiamente a berzelius y que este no hizo mas que reencontrar, quizas ignorandolo, y expresandolo de otro modo, una antigua teoria alquimica; en efecto, el acido y la base representan exactamente, en el dominio de la quimica ordinaria, lo que los alquimistas denominaban azufre y mercurio, y que no hay que confundir con los cuerpos que llevan comunmente esos mismos nombres. los mismos alquimistas tambien designaban a esos dos principios, desde otros puntos de vista, como el sol y la luna, el oro y la plata; y su lenguaje simbolico, a pesar de su aparente extrañeza, era mas apto que cualquier otro para expresar la correspondencia de las multiples dualidades que ellos consideraban, de las cuales he aqui algunas: "el agente y el paciente, el macho y la hembra, la forma y la materia, lo fijo y lo volatil, lo sutil y lo espeso" 2. por supuesto, no hay identidad entre todas esas dualidades sino solamente correspondencia y analogia, y el empleo de esta analogia, familiar al pensamiento antiguo, proporcionaba el principio de ciertas clasificaciones que no son asimilables en ningun grado a la de los modernos, y que quizas no se deberia llamar propiamente clasificaciones; pensamos particularmente, en relacion con esto, en los innumerables ejemplos de correspondencias que se podrian señalar en los textos antiguos de la india, y sobre todo en los upanishads 3. hay ahi el indicio de una manera de pensar que escapa casi por completo a los modernos, al menos en occidente; manera de pensar esencialmente sintetica, como hemos dicho, pero en absoluto sistematica, y que abre posibilidades de una concepcion totalmente insospechada para aquellos que no estan habituados a ella.

en lo que concierne a estas ultimas observaciones, pensamos estar de acuerdo con el sr. lasbax, quien tiene una concepcion de las primeras edades de la humanidad terrestre totalmente distinta de las que se encuentran ordinariamente cuando se trata del "hombre primitivo", concepcion mucho mas justa en nuestra opinion, aunque estemos obligados a hacer algunas restricciones: en primer lugar, porque se trata de pasajes que nos han recordado demasiado ciertas teorias ocultistas sobre las antiguas razas humanas, y a continuacion, en razon del papel atribuido a la afectividad en el pensamiento antiguo, prehistorico si se quiere. por mas lejos que nos pudiesemos remontar, es seguro que no encontrariamos ninguna traza de este rol preponderante; mas bien encontrariamos todo lo contrario. pero el sr. lasbax desprecia de buen grado la inteligencia en provecho del sentimiento, y parece que ello es por dos razones: por una parte, la influencia de la filosofia bergsoniana; y por otra, la preocupacion constante por volver finalmente al punto de vista moral, el cual es esencialmente sentimental. incluso desde este ultimo punto de vista, no obstante, es ir un poco lejos el ver en la inteligencia una especie de manifestacion del principio malo; en todo caso, es hacerse una idea demasiado restringida de la inteligencia el reducirla a la sola razon, y no obstante es lo que los "anti-intelectualistas" hacen de ordinario.

notemos a este respecto que es en el orden sentimental donde las dualidades psicologicas son mas aparentes, y que son exclusivamente las dualidades de este orden las que la dualidad moral del bien y el mal traduce a su manera. es singular que el sr. lasbax no se haya dado cuenta de que la oposicion del egoismo y la simpatia equivale, no a una oposicion entre inteligencia y sentimiento, sino a una oposicion entre dos modalidades de sentimiento; sin embargo, insiste a cada instante sobre la idea de que los dos terminos opuestos, para poder entrar en lucha, deben pertenecer a un mismo orden de existencia, o como el dice, "a un mismo plano". no nos gusta mucho este ultimo termino, porque los ocultistas han usado y abusado de el, y tambien porque la imagen que evoca tiende a hacer concebir la relacion entre los diferentes grados de la existencia como una superposicion, cuando mas bien hay una cierta interpenetracion entre ellos. sea como fuere, no vemos mas que una sola dualidad a considerar en el orden intelectual: la del sujeto conocedor y la del objeto conocido; y aun esta dualidad, que no se puede representar como una lucha, no corresponde para nosotros mas que a una fase o a un momento del conocimiento, lejos de serle absolutamente esencial. no podemos insistir aqui sobre este punto, y nos limitaremos a decir que esta dualidad desaparece como todas las otras en el orden metafisico, que es el dominio del conocimiento intelectual puro. lo cierto es que cuando el sr. lasbax quiere encontrar el modelo de lo que el considera como la dualidad suprema, recurre naturalmente al orden sentimental, identificando la "voluntad buena" con el amor y la "voluntad mala" con el odio. esas expresiones antropomorficas, o mas exactamente "antropopaticas", se comprenden sobretodo en el caso de un teosofo mistico tal como jacob boehme, para quien precisamente "el amor y la colera son los dos misterios eternos"; pero es un error tomar al pie de la letra lo que en verdad no es otra cosa que un simbolismo bastante especial, y ademas menos interesante que el simbolismo alquimico del cual boehme hizo uso tambien en muchas circunstancias.

la dualidad que las tradiciones cosmogonicas de la antigüedad colocan en primer lugar, de una manera casi general, es la de la luz y las tinieblas; y es esta, en todo caso, la que presenta mas nitidamente ese caracter de oposicion sobre el que insiste el sr. lasbax. sin embargo, ver en esta concepcion simplemente el simbolo de una dualidad moral seria interpretarla muy mal: las nociones del bien y del mal no han podido relacionarse con ella mas que secundariamente y de una manera un poco accidental, incluso en el avesta; en otras partes ni tan solo aparecen, como en la india, donde la luz es asimilada al conocimiento y las tinieblas a la ignorancia, lo que nos transporta a otro dominio. es la lucha de la luz y las tinieblas la que esta representada, en los himnos vedicos, por la lucha de indra contra vritra o ahi, 4 como lo fue por la de horus contra typhon para los egipcios. ahora bien, si se quiere ver en ellas la lucha de la vida y de la muerte, esto no se trata mas que de una aplicacion bastante particular; sabemos que es dificil para la mentalidad occidental moderna desprenderse de aquello que gustosamente llamariamos "la supersticion de la vida", pero pensamos que es ilegitimo identificar con la existencia universal lo que no es sino una condicion de uno de sus modos especiales; sin embargo, no insistiremos mas sobre ello por el momento.

lo que es notable es que el egoismo, o mas bien el atractivo de la existencia individual, que es para el sr. lasbax la tendencia mala por excelencia, es exactamente lo que representa el nahash hebraico, la serpiente del genesis; y seguramente debe ocurrir lo mismo alli donde la serpiente simbolice igualmente una potencia tenebrosa. pero si la oposicion es entre la existencia individual y la existencia universal, los dos principios no son del mismo orden; el sr. lasbax dira que la lucha no es entre estados, sino entre tendencias; sin embargo, las tendencias son tambien estados al menos virtuales, modalidades del ser. nos parece que lo que hay que decir es que principios de orden diferente pueden, por una especie de reflexion, recibir una expresion en un grado determinado de la existencia, de tal modo que no sera entre los terminos de la dualidad primitiva donde estara el conflicto propiamente hablando, sino solamente entre los de la dualidad reflejada, que, en relacion a la precedente, no tiene mas que el caracter de un accidente. por otra parte, tampoco se puede decir que haya simetria entre dos terminos tales como la luz y las tinieblas, los cuales son entre ellos como la afirmacion y la negacion, no siendo las tinieblas mas que la ausencia o la privacion de la luz; pero si en lugar de considerarlos "en si" nos colocamos en el mundo de las apariencias, parece que se trata de dos entidades comparables, lo que hace posible la representacion de una lucha; solo que el marco de esta lucha se limita evidentemente al dominio en el que es susceptible de recibir una significacion. no es menos cierto que, incluso con esta restriccion, la consideracion de la lucha o de lo que asi puede ser representado analogicamente seria completamente imposible si se comenzara por plantear dos principios que no tuvieran absolutamente nada en comun entre ellos: lo que no tiene ningun punto de contacto no puede entrar en conflicto bajo ningun aspecto; es lo que sucede particularmente con el espiritu y el cuerpo tal y como los concibe el dualismo cartesiano. esta ultima concepcion no es en absoluto equivalente a la de la forma y de la materia de aristoteles y los escolasticos, en ningun modo dualista, pues "como lo señala el sr. bergson, los griegos todavia no habian elevado barreras infranqueables entre el alma y el cuerpo" (p. 68), y nosotros añadiremos que esto tampoco se hizo en la edad media, sino que en la doctrina aristotelica se trata antes bien de un complementarismo que de una oposicion; mas adelante insistiremos en ello.

sobre el tema de la oposicion, cabe señalar muy especialmente la manera en que el sr. lasbax considera la dualidad de las fuerzas de expansion y de atraccion: no podemos ver como el en esta dualidad un caso particular de la lucha de la vida y de la muerte, pero es muy interesante haber pensado en asimilar la fuerza atractiva a la fuerza individualizadora. lo que tambien es curioso es que esta oposicion de la fuerza atractiva y la fuerza expansiva, presentada aqui como extraida de las teorias cientificas modernas, es una de las interpretaciones de las que es susceptible el simbolismo de cain y abel en el genesis hebraico. ahora bien, nos preguntamos hasta que punto se puede decir que la fuerza expansiva no actua a partir de un centro, que no es "centrifuga", mientras que que la fuerza atractiva, por contra, es verdaderamente "centripeta". no habria que intentar asimilar la dualidad de las fuerzas de expansion y de atraccion a la de los movimientos de traslacion y de rotacion: entre estas dualidades diferentes, puede haber correspondencia, pero no identidad, y en este caso hay que saber guardarse de toda sistematizacion.

para el sr. lasbax, ni una ni otra de las dos tendencias opuestas, bajo forma alguna en que se las considere, existe jamas en estado puro en las cosas; ellas estan siempre y en todas partes simultaneamente presentes y actuantes, de manera que cada ser particular, e incluso cada parte de este ser, ofrece como una imagen de la dualidad universal. encontramos aqui de nuevo la vieja idea hermetica de la analogia constitutiva del macrocosmos y del microcosmos, idea que leibnitz aplicaba a sus monadas, cuando consideraba que cada una de ellas contenia la representacion de todo el universo. tan solo puede haber, segun los casos, predominio de una u otra de las dos tendencias, y estas pareceran entonces encarnarse en elementos opuestos: asi tenemos la dualidad biologica del sistema cerebroespinal y el sistema simpatico, o bien, en otro nivel, la del nucleo y el citoplasma en la celula, en el interior de la cual se reproduce asi un conflicto analogo al que presenta el conjunto del organismo; esta ultima dualidad se reduce a la dualidad quimica del acido y de la base, que ya hemos señalado.

la consideracion de esta especie de enredo de dualidades multiples, analogas y no identicas entre ellas, plantea una dificultad: si bien hay algunas de estas dualidades que podemos hacer corresponder termino a termino, puede que no ocurra lo mismo con todas. para dar a comprender esto tomaremos como ejemplo la teoria de los elementos tal como la concebian los griegos, aristoteles en particular, y tal como se transmitio a la edad media; encontramos en esta teoria dos cuaternarios, cada uno de los cuales comprende dos dualidades: por un lado, el de las cualidades, caliente y frio, seco y humedo, y, por otro lado, el de los elementos, fuego y agua, aire y tierra. ahora bien, las parejas de elementos opuestos no coinciden con las parejas de cualidades opuestas, ya que cada elemento procede de dos cualidades combinadas pertenecientes a dos cualidades diferentes: el fuego, de lo caliente y lo seco; el agua, de lo frio y lo humedo; el aire, de lo caliente y lo humedo; la tierra, de lo frio y lo seco. en cuanto al eter, considerado como quinto elemento y que los alquimistas llamaban por esta razon "quintaesencia" (quinta essentia), contiene todas las cualidades en un estado de indiferenciacion y de equilibrio perfecto; representa la homogeneidad primordial cuya ruptura determinara la produccion de los otros elementos con sus oposiciones. esta teoria esta resumida en la figura -cuyo simbolismo es puramente hermetico por otra parte- que leibnitz ha colocado en la portada de su de arte combinatoria.

el calor y el frio son respectivamente los principios de expansion y de condensacion, y corresponden asi rigurosamente a las fuerzas antagonistas del dualismo mecanico; pero ¿podriamos decir otro tanto de lo seco y lo humedo?. esto parece muy dificil, y es solamente por su participacion en el calor y el frio por lo que se pueden vincular los elementos, fuego y aire por una parte, agua y tierra por otra, a estas dos tendencias expansiva y atractiva que el sr. lasbax considera de una manera demasiado exclusiva y sistematica. y lo que complica todavia mas la cuestion es que, desde diferentes puntos de vista, pueden establecerse oposiciones igualmente diferentes entre las mismas cosas: es lo que sucede para los elementos segun nos refiramos a la alquimia o a la astrologia, pues mientras la primera recurre a las consideraciones precedentes, la segunda, al repartir los elementos en el zodiaco, opone el fuego al aire y la tierra al agua; aqui, en consecuencia, la expansion y la condensacion ya no figuran en ningun tipo de oposicion o correlacion. no vamos a llevar mas lejos el estudio de este simbolismo, del cual solo hemos querido mostrar su complejidad; tampoco hablaremos de la teoria hindu de los elementos, cuyas bases son muy diferentes de las de la teoria griega, y en donde la aplicacion de los tres gunas proporcionaria sin embargo puntos de comparacion muy interesantes para lo que aqui se trata.

si consideramos especialmente la oposicion del calor y el frio, esto nos conduce a considerar algunas cuestiones particularmente importantes que el sr. lasbax plantea a proposito de los principios de la termodinamica. discute, bajo este punto de vista, la teoria del dr. gustave le bon, 5 segun la cual "conviene distinguir entre dos fases radicalmente opuestas de la historia del mundo" que forman "un ciclo completo: primero, condensacion de la energia en forma de materia, despues, gasto de esta energia", es decir, disociacion de la materia. nuestro periodo actual corresponderia a la segunda fase; y "como nada impide suponer que la materia, devuelta al eter, empiece de nuevo su fase condensadora, los periodos alternantes de la vida del universo deben sucederse sin fin: la hipotesis se completa en la idea antigua del gran año, en la concepcion de nietzsche del eterno retorno" (p. 195). por nuestra parte, esta teoria nos hace pensar menos en el "gran año" de los persas y los griegos, periodo astronomico que aparece sobre todo ligado al fenomeno de la precesion de los equinoccios, que en los ciclos cosmicos de los hindues, donde las dos fases que acaban de ser descritas estan representadas como el dia y la noche de brahma. ademas, se encuentra en la concepcion hindu igualmente esta idea de la formacion de todas las cosas a partir del eter primordial, al cual deben volver en la disolucion final; el dr. le bon debe saber esto sin duda tan bien como nosotros, pero nunca habla de estas coincidencias que son sin embargo bastante sorprendentes. debemos añadir, no obstante, que las teorias cosmogonicas de la india no admiten el "eterno retorno", cuya imposibilidad es ademas metafisicamente demostrable: de un ciclo a otro, nunca hay repeticion ni identidad, sino solamente correspondencia y analogia, y estos ciclos se realizan, siguiendo la expresion del sr. lasbax, "en planos diferentes"; en verdad, no hay mas ciclo que el nuestro actual que empiece y finalice en el eter considerado como el primero de los elementos corporales, pues no hay otro que se refiera a la existencia fisica. resulta de ello que las condiciones de un ciclo no son aplicables a otros, aunque siempre deba haber algo que les corresponda analogicamente: asi, el espacio y el tiempo son solo condiciones especiales de nuestro ciclo, y no es mas que de una manera totalmente simbolica como se podria transportar la idea fuera de los limites de este para hacer expresable en alguna medida lo que no podria serlo de otro modo, estando el lenguaje humano necesariamente ligado a las condiciones de la existencia actual.

esta ultima observacion permite responder a la objecion que el sr. lasbax dirige al dr. le bon, y que trata sobre la separacion establecida por este entre las dos fases ascendente y descendente de la historia del mundo, que la doctrina hindu compara a las dos fases de la respiracion, y que podemos denominar, si se quiere, evolucion e involucion, aunque estos terminos puedan prestarse a equivoco: estos dos movimientos de sentido inverso deben, no ocupar dos periodos sucesivos en el tiempo, sino manifestarse simultaneamente durante toda la duracion de la existencia del mundo, como sucede con los fenomenos correspondientes de construccion y de destruccion de los tejidos en la vida organica de los individuos. esta dificultad desapareceria si se admitiera que el punto de vista de la sucesion cronologica no es en realidad sino la expresion simbolica de un encadenamiento logico y causal; y es necesario que asi sea, ya que solo hay un ciclo particular que esta sometido a la condicion temporal, fuera de la cual todos los estados o los grados de existencia universal pueden ser considerados en perfecta simultaneidad. ademas, incluso en el interior del ciclo actual, las dos fases opuestas no son necesariamente sucesivas, a menos que entendamos por esto un orden de sucesion logico solamente; y, aun aqui, debemos poder encontrar en cada parte una imagen de lo que existe en la totalidad del ciclo. pero de una manera general, las dos tendencias deben predominar sucesivamente en el desarrollo cronologico del mundo fisico, sin lo cual el ciclo, en tanto que condicionado por el tiempo, no llegaria nunca a completarse; no decimos a cerrarse, ya que la concepcion de ciclos cerrados es radicalmente falsa, como la del "eterno retorno" que es su inevitable consecuencia.

señalemos ademas que las dos fases de las que acabamos de hablar se encuentran igualmente en las teorias hermeticas, donde son llamadas "coagulacion" y "disolucion": en virtud de las leyes de la analogia, la "gran obra" reproduce en resumen el conjunto del ciclo cosmico. lo que es bastante significativo, desde el punto de vista en el que nos hemos situado, es que los hermetistas, en lugar de separar radicalmente estas dos fases, las unian al contrario en la figuracion de su androgino simbolico rebis (res bina, cosa doble), que representa la conjuncion del azufre y del mercurio, de lo fijo y lo volatil, en una materia unica. 6

pero volvamos a la oposicion del calor y el frio y a las singulares antinomias que parecen derivarse de ella: "de hecho, la ley de clausius nos representa el mundo caminando hacia su reposo y encontrando la muerte a una temperatura elevada, ya que el calor es la forma mas "degradada" de la energia utilizable. por otra parte, todas las inducciones de la fisica estelar nos permiten afirmar que, cuanto mas nos remontamos en el pasado, tanto mas las temperaturas de los diferentes cuerpos y de los diferentes astros nos parecen superiores a las de hoy<" (p. 198). no podria ser de otra manera, si el fin del ciclo debe ser analogo a su comienzo: el descenso de la temperatura traduce una tendencia a la diferenciacion, de la cual la solidificacion marca su ultimo grado; el retorno a la indiferenciacion debera, en el mismo orden de existencia, efectuarse correlativamente, y en sentido inverso, por un aumento de temperatura. pero hay que admitir por ello que el enfriamiento de los sistemas siderales no proseguira indefinidamente; e incluso, si actualmente estamos en la segunda fase del mundo tal y como lo piensa el dr. le bon, es que el punto de equilibrio de las dos tendencias ya ha sido superado. la observacion, por lo demas, apenas nos puede informar sobre ello directamente, y, en todo caso, no vemos con que derecho se podria afirmar que el enfriamiento progresivo debe ser continuo e indefinido; son inducciones que sobrepasan considerablemente el alcance de la experiencia, y sin embargo es lo que algunos, en nombre de la astronomia, no dudan en oponer a las conclusiones de la termodinamica. de ahi esas descripciones del "fin del mundo" por congelacion, que "nos hacen pensar en ese ultimo circulo del reino del mal donde dante situa la residencia de lucifer en su divina comedia" (p. 200); pero no hay que confundir cosas esencialmente diferentes: dante alude, no al "fin del mundo", sino mas bien al punto mas bajo de su proceso de desarrollo, que corresponde a lo que podriamos llamar la mitad del ciclo cosmico si consideraramos sus dos fases como meramente sucesivas. lucifer simboliza el "atractivo inverso de la naturaleza", es decir, la tendencia a la individualizacion; su residencia es, pues, el centro de sus fuerzas atractivas, que en el mundo terrestre son representadas por el peso. señalemos de paso que esto, cuando se aplica especialmente al propio mundo terrestre, va netamente en contra de la hipotesis geologica del "fuego central", ya que el centro de la tierra debe ser precisamente el punto en el que la densidad y la solidez estan en su grado maximo. sea como fuere, la hipotesis de la congelacion final aparece como contraria a todas las concepciones tradicionales: no es solo para heraclito y para los estoicos que "la destruccion del universo debia coincidir con su abrasamiento" (p. 201); la misma afirmacion se encuentra casi en todas partes, desde los puranas de la india al apocalipsis; y tambien debemos constatar el acuerdo de estas tradiciones con la doctrina hermetica, para la cual el fuego es el agente de la "renovacion de la naturaleza" o de la "reintegracion final". sin embargo "la ciencia ha intentado conciliar las dos hipotesis: la incandescencia final del universo y su enfriamiento progresivo", por ejemplo admitiendo, como lo hace arrhenius, que "el enfriamiento destruye la vida sobre nuestro planeta, mientras que el abrasamiento, que se produce mucho tiempo despues, marca la ruina y el hundimiento de todo el sistema solar" (p. 201). si fuera asi, el fin de la vida terrestre, en lugar de marcar el termino del movimiento ciclico, coincidiria solamente con su punto mas bajo. es que, a decir verdad, la concepcion de los ciclos cosmicos no esta completa si no se introduce la consideracion de los ciclos secundarios y subordinados, que se integran en los ciclos mas generales; y es sobre todo con estos ciclos parciales con los que parece relacionarse la idea del "gran año" de los griegos. entonces, no hay solamente un "fin del mundo", sino que deben haber varios y que no son del mismo orden; congelacion y abrasamiento encontrarian asi su realizacion en grados diferentes. pero una interpretacion como la de arrhenius nos parece que tiene un alcance mucho mas restringido.

anteriormente solo hemos considerado un lado de la cuestion, que es todavia mucho mas compleja de lo que hemos dicho; si nos colocamos en un punto de vista diferente, las cosas apareceran naturalmente bajo una perspectiva muy distinta. en efecto, si el calor parece representar la tendencia que conduce hacia la indiferenciacion, no es menos cierto que el calor y el frio deben estar igualmente contenidos en esta misma indiferenciacion de manera que se equilibren perfectamente; la verdadera homogeneidad no se realiza en uno de los terminos de la dualidad sino solamente alla donde la dualidad ha cesado de existir. por otra parte, si consideramos la mitad del ciclo cosmico observando las dos tendencias que actuan simultaneamente, nos damos cuenta que es el instante en que, lejos de revelarse la victoria completa -al menos momentaneamente- de una sobre la otra, la preponderancia comienza a pasar de una a la otra: es pues el punto en que estas dos tendencias estan en un equilibrio, que no por ser inestable deja de ser como una imagen o un reflejo de este equilibrio perfecto que no se realiza mas que en la indiferenciacion; y entonces este punto, en lugar de ser el mas bajo, debe ser verdaderamente medio en todos los aspectos. parece pues que ninguna de las dos fuerzas adversas llega nunca, en todo el recorrido del ciclo, a alcanzar el termino extremo hacia el cual tiende, ya que esta siempre contrariada por la accion de la otra, que mantiene asi un cierto equilibrio al menos relativo; y ademas, si una u otra alcanzara este termino extremo perderia desde entonces su naturaleza especifica para volver a la homogeneidad primordial, puesto que habria alcanzado el punto mas alla del cual la dualidad desaparece. en otros terminos, el punto mas alto y el punto mas bajo son como el "infinito positivo" y el "infinito negativo" de los matematicos, que se reunen y coinciden; pero esta union de los extremos no tiene ninguna relacion con la afirmacion hegeliana de la "identidad de los contradictorios": lo que aparece como contrario en el interior del ciclo ya no lo es cuando se sale de sus limites, y es aqui donde la oposicion, ya resuelta, deja paso a la complementariedad. ademas, este aspecto de la complementariedad aparece desde que se considera cierto equilibrio entre las dos tendencias; pero he aqui todavia otra antinomia: el equilibrio relativo es necesario para mantener la diferenciacion, ya que esta desapareceria si una de las dos tendencias venciera completa y definitivamente; pero el equilibrio perfecto, del cual este equilibrio relativo es como una participacion, equivale al contrario a la indiferenciacion. para resolver esta antinomia hay que darse cuenta de que la oposicion de la diferenciacion y la indiferenciacion es completamente ilusoria, de que no se trata de una verdadera dualidad puesto que no hay ninguna medida comun entre los dos terminos; no podemos entrar en los desarrollos que este tema comportaria, pero cuando se ha comprendido esto nos damos cuenta de que, a pesar de las apariencias, las dos fuerzas antagonistas no tienden una hacia la diferenciacion y otra hacia la indiferenciacion, sino que diferenciacion e indiferenciacion implican respectivamente la manifestacion y la no-manifestacion de una y otra a la vez. la manifestacion se efectua entre dos polos extremos, pero que solo son propiamente "dos" desde el punto de vista de dicha manifestacion, ya que, mas alla de esta, todo vuelve finalmente a la unidad primitiva. añadamos que habria que tener cuidado en no aplicar a ciclos particulares y relativos lo que solo es cierto para el universo total, para el cual no podria hablarse de evolucion ni de involucion; pero cualquier manifestacion ciclica esta al menos en relacion analogica con la manifestacion universal, de la cual no es sino la expresion en un orden de existencia determinado; la aplicacion de esta analogia en todos los grados es la base misma de todas las doctrinas cosmologicas tradicionales.
hemos llegado asi a consideraciones de un alcance propiamente metafisico; y, cuando se transponen las cuestiones a este plano, podemos preguntarnos en que se convierten estos "juicios de valor" a los que el pensamiento moderno otorga tanta importancia. dos vias que no son contrarias mas que en apariencia y que conducen en realidad al mismo fin parecen tener que ser declaradas equivalentes; en todo caso, el "valor" sera siempre algo eminentemente relativo, ya que solo concernira a los medios y no al fin. el sr. lasbax considera mala la tendencia a la individualizacion; tiene razon si quiere decir que ella implica esencialmente la limitacion, pero esta equivocado si pretende oponer realmente la existencia individual a la existencia universal, ya que ahi tampoco hay medida comun, luego no hay correlacion o coordinacion posible. ademas, para cualquier individualidad hay en cierto modo un punto de detencion en la limitacion, a partir del cual esta individualidad puede servir incluso de base a una expansion en sentido inverso; a este respecto podriamos citar la doctrina arabe segun la cual "la extrema universalidad se realiza en la extrema diferenciacion", puesto que la individualidad desaparece, en tanto que individualidad, en la medida en que ha realizado la plenitud de sus posibilidades. he aqui una consecuencia que deberia satisfacer al sr. lasbax si el punto de vista del bien y del mal no ejerciera sobre el una influencia tan grande; en todo caso, a pesar de la diferencia de interpretaciones, no creemos que pueda contradecir en principio la tesis, comun a todas las doctrinas metafisicas del oriente, de que lo no-manifestado es superior a lo manifestado.

uno de los aspectos mas generales de la dualidad cosmica es la oposicion de los dos principios que estan representados en nuestro mundo por el espacio y el tiempo. en cada uno de los dos, la dualidad se traduce ademas de una manera mas especial mediante una oposicion que le corresponde: en el espacio, entre la concentracion y la expansion; en el tiempo entre el pasado y el futuro 7. los dos principios a los que aludimos son los que las doctrinas de la india designan por los nombres de vishnu y de shiva: uno, principio conservador de las cosas; otro, principio, no destructor como se dice de ordinario, sino mas exactamente transformador. hay que señalar, ademas, que es la tendencia atractiva la que parece esforzarse en mantener los seres individuales en su condicion presente, mientras que la tendencia expansiva es manifiestamente transformadora, tomando esta palabra en todo el valor de su significado original. ahora bien, lo que hay aqui de curioso es que el sr. lasbax denuncie la primera como una tendencia de muerte, destructora de la verdadera actividad vital, y que defina la vida como "una voluntad de irradiacion y de expansion" (p. 214); el poder destructor seria pues para el, el antagonista de aquel que se considera habitualmente como tal. a decir verdad, se trata solo de una cuestion de punto de vista, y para poder hablar de destruccion habria que tener cuidado en decir en relacion a que se la quiere entender: asi, el poder expansivo y transformador es verdaderamente destructor de las limitaciones de la individualidad y, mas generalmente, de las condiciones especiales y restrictivas que definen los diversos grados de la existencia manifestada; pero solo es destructivo en relacion a la manifestacion, y en cuanto a la supresion de las limitaciones, conduce a la plenitud del ser. en el fondo estamos, pues, de acuerdo con el sr. lasbax en este punto; pero diferimos de el en que no contemplamos la vida sino como una condicion especial de la existencia manifestada: si admitimos pues que el sentido de su actividad esta dirigido hacia la expansion, tendremos que convenir que tiende a destruirse a si misma. quizas la unica manera de escapar a esta contradiccion, al menos aparente, es renunciar a plantearse la cuestion en terminos de vida y de muerte, ya que un punto de vista como este, piense lo que piense el sr. lasbax, es demasiado particular. igualmente, cuando consideramos los dos principios como acabamos de hacerlo es imposible no conceder a uno de ellos un caracter puramente negativo: los dos pueden tener un aspecto positivo y un aspecto negativo, de la misma manera que pueden tener un lado activo y un lado pasivo 8; sin duda, todo lo que es limitacion es verdaderamente negativo si se lo considera metafisicamente, es decir, en lo universal pero, en relacion a las existencias individuales, es una determinacion o una atribucion positiva: el peligro, aqui como en todas las cosas, consiste siempre en querer sistematizar demasiado. anteriormente hemos aludido a la existencia de ciertos "puntos de detencion" tanto en la historia del mundo como en la vida de los individuos: es como si, cuando el equilibrio esta a punto de romperse por el predominio de una de las dos tendencias adversas, la intervencion de un principio superior viniera a dar al curso de las cosas un impulso en sentido inverso, en favor de la otra tendencia. ahi reside en gran parte la explicacion de la teoria hindu de los avataras, con su doble interpretacion segun las concepciones shivaita y vishnuita. para comprender esta doble interpretacion, hay que pensar no solamente en la correspondencia de las dos tendencias en juego, sino sobre todo en esa especie de antinomia a la que da lugar el equilibrio cosmico y que hemos expuesto mas arriba: si se insiste en el mantenimiento del estado actual de diferenciacion por medio de este equilibrio, tenemos el aspecto vishnuita de la doctrina; si contemplamos por el contrario el equilibrio como reflejo de la indiferenciacion principial en el mismo seno de lo diferenciado, tenemos el aspecto shivaita. en todo caso, desde el momento en que podemos hablar de equilibrio, sin duda se debe insistir menos en la oposicion de los dos principios que en su complementariedad; ademas, el vinculo con el orden metafisico no permite otra actitud.

aparte de este ultimo punto, la consideracion de los dos principios de los que acabamos de hablar esta de acuerdo con la del sr. lasbax, primeramente en que estos principios, bajo cualquier modalidad que se los considere, parecen de alguna manera como simetricos y se situan en un mismo grado de existencia, y despues en que uno y otro son igualmente activos, aunque en sentido contrario. el sr. lasbax declara en efecto que "la oposicion no es entre un principio activo que seria el espiritu y un principio pasivo que seria la materia; los dos principios son esencialmente activos" (p. 428); pero conviene añadir que el parece caracterizar asi "la ultima dualidad del mundo", que concibe de una manera demasiado antropomorfica, como "una lucha de dos voluntades". no es este nuestro punto de vista: la dualidad que hemos considerado en ultimo lugar, aunque de un alcance extremadamente extenso, no es para nosotros verdaderamente la ultima; pero por otro lado, la dualidad del espiritu y de la materia, tal y como se la entiende despues de descartes, no es mas que una aplicacion muy particuar de una distincion de otro orden. nos sorprende que el sr. lasbax rechace tan facilmente la concepcion de la dualidad bajo el aspecto de lo activo y lo pasivo, cuando insiste tanto por otro lado en la dualidad de los sexos, que sin embargo no puede comprenderse de otra forma. es incontestable, en efecto, que el principio masculino aparece como activo y el principio femenino como pasivo, y que ademas son mas bien complementarios que verdaderamente opuestos; pero quizas es precisamente esta complementariedad lo que molesta al sr. lasbax en la consideracion de lo activo y lo pasivo, donde apenas se puede hablar de oposicion en el sentido propio de esta palabra, ya que los dos terminos, o los principios que representan desde cierto punto de vista, no son de un unico y mismo orden de realidad.

antes de seguir hablando de este tema, señalaremos la muy ingeniosa manera en que el sr. lasbax extiende la dualidad de los sexos hasta el mismo mundo estelar, adaptando a su concepcion la reciente teoria cosmogonica del sr. belot que opone ventajosamente a la de laplace, sobre la cual parece tener en efecto una superioridad muy apreciable en cuanto al valor explicativo. considerados segun esta teoria, "el sistema solar y los sistemas siderales son verdaderamente organismos; forman un "reino cosmico" sometido a las mismas leyes de reproduccion que el reino animal o vegetal, y que el reino quimico donde el dualismo se afirma en el atomo por la coexistencia de electrones positivos o negativos" (p. 344). hay una gran parte de verdad, en nuestra opinion, en esta idea, por otro lado familiar a los antiguos astrologos 9 de "entidades cosmicas" o siderales analogas a los seres vivos; pero el manejo de la analogia es aqui bastante delicado, y hay que tener cuidado en definir con precision los limites en que es aplicable, sin lo cual se corre el riesgo de una asimilacion injustificada. es lo que ha sucedido a ciertos ocultistas, para quienes los astros son literalmente seres que poseen todos los organos y todas las funciones de la vida animal, y nos hubiera gustado que el sr. lasbax hubiera hecho al menos una alusion a esta teoria para destacar en que medida la suya propia es diferente. pero no insistamos mas en los detalles; la idea esencial es que "el nacimiento del universo material", resultante del encuentro de dos nebulosas que juegan ademas papeles diferentes, exige la presencia anterior de los padres, es decir de dos individuos ya diferenciados, y que "la produccion sucesiva de fenomenos fisicos no aparece ya como una sucesion de innovaciones o de modificaciones accidentales, sino como la repeticion, sobre una trama nueva, de caracteres ancestrales diversamente combinados y transmitidos por la herencia" (p. 334). en el fondo, la consideracion de la herencia, asi introducida, no es otra cosa que una expresion en lenguaje biologico de este encadenamiento causal de los ciclos cosmicos de los que hablabamos mas arriba; seria siempre bueno tomar ciertas precauciones cuando se transponen terminos que no han sido hechos mas que para aplicarse a un cierto dominio, y hay que decir tambien que, incluso en biologia, la funcion de la herencia esta lejos de estar perfectamente clara. a pesar de todo, hay ahi una idea muy interesante, y ya es mucho llegar a semejantes concepciones partiendo de la ciencia experimental, la cual, constituida unicamente por el estudio del mundo fisico, no nos podria sacar de el; cuando llegamos a los confines de este mundo, como es el caso, seria vano intentar ir mas lejos sirviendose de los mismos medios especiales de investigacion. por el contrario, las doctrinas cosmologicas tradicionales, que parten de principios metafisicos, consideran primero todo el conjunto de la manifestacion universal, y a continuacion no hay mas que aplicar la analogia a cada grado de la manifestacion, segun las condiciones particulares que definen este grado o este estado de existencia. ahora bien, el mundo fisico representa simplemente un estado de la existencia manifestada entre indefinidos otros estados; si el mundo fisico tiene pues dos "padres", como dice el sr. lasbax, es por analogia con la manifestacion universal entera, que tiene tambien dos "padres" o, hablando con mas exactitud y sin antropomorfismo, dos principios generadores. 1o

los dos principios de que se trata son propiamente los dos polos entre los cuales se produce toda manifestacion; son lo que podemos llamar "esencia" y "substancia", entendiendo estas palabras en sentido metafisico, es decir universal, diferenciado de la aplicacion analogica que podra hacerse luego a las existencias particulares. hay como un desdoblamiento o una polarizacion del ser mismo no "en si", sino en relacion a la manifestacion, que seria inconcebible de otro modo; y la unidad del ser puro no esta en absoluto afectada por esta primera distincion, como no lo estara por la multitud de las otras distinciones que se derivaran. no pretendemos desarrollar aqui esta teoria metafisica, ni mostrar como la multiplicidad puede estar contenida en principio en la unidad; ademas, el punto de vista de la cosmologia (no decimos de la cosmogonia, que es todavia mas especial) no tiene que remontar mas alla de la primera dualidad, y sin embargo no es de ninguna manera dualista desde el momento que deja subsistir la posibilidad de una unificacion que la sobrepasa y que solo se realiza en un orden superior. esta concepcion de la primera dualidad se encuentra en doctrinas que revisten las formas mas diferentes: asi, en china, es la dualidad de los principios yang, masculino y yin, femenino; en el sankhya de la india, es la de purusha y prakriti; para aristoteles es la del acto puro y la potencia pura. estos dos principios complementarios tienen su expresion relativa en cada orden de existencia, y tambien en cada ser particular: para servirnos aqui del lenguaje aristotelico, cualquier ser contiene cierta parte de acto y cierta parte de potencia, lo que lo constituye como un compuesto de dos elementos que corresponden analogicamente a los dos principios de la manifestacion universal. estos dos elementos son la forma y la materia; no decimos el espiritu y el cuerpo, ya que no toman este aspecto mas que en un dominio muy particular. seria interesante establecer a este respecto ciertas comparaciones, y estudiar por ejemplo las relaciones que existen entre estas concepciones de aristoteles y las de leibnitz, que son, en toda la filosofia moderna, las que mas se le acercan en este punto como en muchos otros, pero con la reserva de que el ser individual aparece para leibnitz como un todo autosuficiente, lo que no permite vincularlo al punto de vista propiamente metafisico; los limites de este estudio no nos permiten insistir mas en ello.

retomando para mayor comodidad la representacion de los "planos de existencia" a la que tan a menudo vuelve el sr. lasbax, pero sin darle mas que un significado meramente alegorico, podriamos decir que es posible considerar a la vez en las dualidades cosmicas una "oposicion vertical" y una "oposicion horizontal". la oposicion vertical es la de los dos polos de la manifestacion universal y se traduce en todas las cosas por la oposicion, o mejor dicho, por la complementariedad de lo activo y lo pasivo en todos sus modos; este aspecto, que el sr. lasbax descuida demasiado, es sin embargo el que corresponde a la mas fundamental de todas las dualidades. por otra parte, la oposicion horizontal, es decir aquella en la que los dos terminos son simetricos y pertenecen verdaderamente a un mismo plano, es la oposicion propiamente dicha, aquella que puede estar representada por la imagen de una "lucha", aunque esta imagen no sea tan justa en todas partes como pueda serlo en el orden fisico o en el orden sentimental. hacer corresponder termino a termino las dualidades que pertenecen respectivamente a los dos generos acarrea muchas dificultades; tambien el sr. lasbax tiene dificultades en relacionar los principios masculino y femenino con la expresion de sus dos "voluntades adversas": si bien parece resolver la cuestion en terminos generales en favor del elemento femenino, porque cree afirmar con ello la superioridad de la especie sobre el individuo, se le puede objetar que muchas doctrinas cosmologicas presentan sin embargo la fuerza expansiva como masculina y la fuerza atractiva como femenina, y todo ello representandolas simbolicamente por la dualidad de lo "lleno" y lo "vacio"; este tema mereceria alguna reflexion. ademas, el "plano de la especie" no es verdaderamente superior al del individuo, en realidad no es mas que una extension de este, y los dos pertenecen a un mismo grado de la existencia universal; no hay que tomar por grados diferentes lo que no son sino modalidades diferentes de un mismo grado, y esto es lo que a menudo hace el sr. lasbax, por ejemplo cuando considera las multiples modalidades posibles de la extension. en suma, y esta sera nuestra conclusion, los datos de la ciencia, en el sentido actual de esta palabra, pueden conducirnos a considerar una extension indefinida de un cierto "plano de existencia", aquel que es efectivamente el dominio de esta ciencia y que puede contener muchas otras modalidades ademas del mundo corporal que esta bajo nuestros sentidos; pero para pasar de ahi a otros planos es necesario otro punto de partida, y la verdadera jerarquia de los grados de existencia no tendria que ser concebida como una extension gradual y sucesiva de las posibilidades que estan implicadas bajo ciertas condiciones limitativas como el espacio o el tiempo. para comprender esto perfectamente se requeririan con seguridad desarrollos bastante extensos; pero aqui nos hemos propuesto sobre todo, indicando ciertos puntos de comparacion entre teorias de origen y de naturaleza muy diversos, mostrar algunas vias de investigacion que son muy poco conocidas porque los filosofos tienen desgraciadamente la costumbre de encerrarse en un circulo extremadamente restringido.


notas:


1- 1 vol. en 80 de la bibliothèque de philosophie contemporaine; f. alcan, paris 1919.

2- dom a.-j. pernety, dictionnaire mytho-hermetique (1758), art. "conjonction", p. 87.

3- ver en particular la chhândogya upanishad.

4- es evidentemente por un lapsus que el sr. lasbax ha escrito (p. 32) agni en lugar de ahi, lo que no es en absoluto lo mismo.

5- el nacimiento y la desaparicion de la materia.

6- ver el amphitheatrum sapientiae aeternae de khunrath, las llaves de alquimia de basilio valentin, etc.

7- señalamos tambien a este respecto, para completar lo que hemos dicho de la teoria de los elementos, la consideracion de una dualidad de propiedades contenida en un mismo elemento, donde se reproducen de alguna manera las dualidades mas generales: por ejemplo la polarizacion del elemento igneo en luz y calor, sobre la que hay datos particularmente curiosos en las tradiciones musulmanas relativos a la creacion y a la caida.

8- en el simbolismo hindu, cada principio tiene su shakti, que es su forma femenina.

9- cf. las teorias sobre los "espiritus planetarios", la angeologia judaica y musulmana, etc.

10- la teoria del "nacimiento del universo", tal y como la expone el sr. lasbax, permitiria todavia interesantes relaciones con simbolos como el del "huevo del mundo", que se encuentran en la cosmogonia hindu y en muchas otras tradiciones antiguas. estos simbolos son ademas aplicables a toda la manifestacion universal, asi como a cualquiera de sus modalides tomada aparte.

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