Todo lo que
sabemos acerca de nuestro mundo está basado en estudios humanos.
Cada generación estudia nuestro mundo y transmite su conocimiento
a la siguiente. De esta forma, cada generación comprende el marco
en el que ha de moverse y su posición relativa respecto a las demás
generaciones. En cada era, la humanidad utiliza el mundo circundante.
Lo mismo ocurre en el plano espiritual. Cada generación de Cabalistas,
desde Abraham en adelante, estudia y descubre los mundos espirituales. Al
igual que en la investigación científica, transmiten el conocimiento
adquirido a las generaciones siguientes. En este mundo poseemos un sentido
general, llamado "deseo de recibir", con cinco receptores (los
cinco sentidos). Cuando alguien sufre una corrección, obtiene el
sexto sentido, conocido como " sentido espiritual" , y funciona
según estos cinco sentidos.
Los científicos también utilizan sólo sus cinco sentidos.
Solemos considerar "objetivo" cualquier instrumento - de precisión,
de avanzada, técnico, mecánico u otro. Sin embargo, en última
instancia, lo que hay es un ser humano examinando, midiendo y evaluando
los resultados de la investigación, con sus cinco sentidos. Obviamente,
no puede suministrar una respuesta exacta y objetiva a lo realizado por
los sentidos. En cambio la Cábala, fuente de toda sabiduría,
sí puede hacerlo.
Al comenzar a estudiar la realidad, descubrimos que no podemos estudiar
ni comprender lo que está más allá: ello permanece
desconocido y no revelado para nosotros. Al no poder verla o tocarla o saborearla,
nos preguntamos si realmente existe. Sólo los Cabalistas que alcanzan
la luz abstracta superior más allá de nuestros sentidos, pueden
comprender verdaderamente nuestra auténtica realidad.
Los Cabalistas nos informan que más allá de nuestros sentidos
sólo existe la luz abstracta superior, carente de forma, llamada
¨creación". Imaginen que nos encontramos en medio de un
oceáno, en un mar de luz. Percibimos distintas sensaciones aparentemente
incorporadas allí, en la medida que lo permite nuestra capacidad
de comprensión. No oímos lo que acontece fuera. Lo que llamamos
"escuchar" es en realidad la respuesta de nuestros tímpanos
a los estímulos externos. Simplemente sabemos que nuestro tímpano
reacciona dentro nuestro. Lo evaluamos internamente y lo aceptamos como
un acontecimiento externo. No sabemos lo que está realmente sucediendo
fuera de nosotros; sólo percibimos la reacción de nuestros
sentidos ante ello.
Lo mismo acontece con los demás sentidos: vista, gusto, tacto y olfato.
Nunca podemos salir de nuestra "caja". Lo que sea que afirmemos
acerca de los acontecimientos externos es en realidad la imagen que pintamos
en nuestro interior. Esta restricción es imposible de superar.
El estudio de la Cábala puede ayudarnos a ampliar los límites
de nuestros sentidos naturales para lograr el sexto sentido, con el cual
conoceremos la aútentica realidad fuera y dentro nuestro. Ésta
es la verdadera realidad. Mediante ella, podremos experimentar la reacción
externa de nuestros sentidos. Si dirigimos correctamente nuestros cinco
sentidos, podremos ver la verdadera imagen de la realidad. Sólo necesitamos
internalizar las características del mundo espiritual.
Es como una radio que sintoniza una determinada longitud de onda. La longitud
de onda existe fuera de la radio, que la recibe y reacciona. El ejemplo
se aplica a nosotros también. Si tenemos aunque sea una mínima
chispa del mundo espiritual, comenzaremos a sentirla en nuestro interior.
A lo largo de su evolución, el Cabalista adquiere más y más
características espirituales, conectándose así con
todos los niveles del mundo espiritual, todos construidos según el
mismo principio. El estudiante de Cábala comprende, percibe, evalúa
y trabaja con todas las realidades, tanto materiales como espirituales,
sin diferenciarlas. Alcanza el mundo espiritual mientras se encuentra inserto
en este mundo. Percibe ambos mundos sin fronteras divisorias entre ellos.
Sólo quien experimente esta verdadera realidad puede ver las razones
de lo que le acontece aquí. Entiende las consecuencias de sus actos.
Por primera vez se torna verdaderamente práctico, viviendo y percibiendo
todo y sabiendo qué hacer consigo mismo y con su vida.
Antes no podía saber para qué nació, quién es
y cuáles son las consecuencias de sus actos. Todo se insertaba en
los límites del mundo material, y lo abandonaa en el mismo estado
que ingresó.
Entretanto, nos encontramos todos en el nivel llamado "este mundo".
Nuestros sentidos están igualmente limitados; por ello vemos todos
la misma imagen. Baal Hasulam escribe: "Todos los mundos superiores
e inferiores están incluidos en el hombre." Esta frase es clave
para quien se interesa en la sabiduría de la Cábala y en vivir
la realidad circundante. Esta realidad incluye los mundos superiores y este
mundo; juntos, forman parte del ser humano.
Ahora comprendemos el mundo mediante elementos materiales o físicos.
Al estudiar, agregaremos elementos adicionales, que nos permitirán
descubrir cosas que hoy no podemos ver.
Nuestro nivel es muy bajo, pues estamos ubicados en diagonal opuesta al
nivel del Creador. Comenzamos a elevarnos a partir de este nivel al corregir
el deseo. Entonces descubrimos otra realidad circundante, aunque en realidad
no cambió nada. Cambiamos nosotros en nuestro interior y en consecuencia
nos volvemos conscientes de los otros elementos que nos rodean. Más
tarde, estos elementos desaparecen y percibimos que todo se debe exclusivamente
al Creador, al Todopoderoso. Los elementos que comenzamos a descubrir gradualmente
se denominan "mundos".
No debemos imaginar la realidad espiritual, sino percibirla. Imaginarla
nos aleja de su alcance. Los Cabalistas alcanzan los mundos superiores a
través de sus sentidos, así como nosotros alcanzamos el mundo
material. Los mundos se interponen entre nosotros y el Creador, ocultándoLo
de nosotros. Como dice Baal Hasulam, es como si nos filtraran la luz.
Vemos la realidad circundante distorsionada. De hecho, podemos decir que
no hay nada entre nosotros y el Creador.
Estas interferencias, los mundos entre nosotros, Lo ocultan de nosotros.
Son máscaras colocadas sobre nuestros sentidos. No Lo vemos en su
verdadera forma; vemos sólo elementos fracturados. En hebreo, el
origen del término "olam" (mundo) es "alama"
(ocultar). Parte de la luz se transmite, parte se oculta. Cuanto más
elevado es el mundo, menos oculta.
Los habitantes de este mundo pintan diversas imágenes de la realidad.
La lógica dictamina que la realidad debiera ser uniforme para todos.
Sin embargo, uno escucha una cosa, otro otra; éste ve una cosa, aquél
otra.
Baal Hasulam lo ilustra mediante el ejemplo de la electricidad: en nuestros
hogares hay tomacorrientes que contienen energía abstracta que enfría,
calienta y crea vacío o presión según la especifidad
del artefacto que se le conecta. Pero la energía no tiene forma propia:
es abstracta. El artefacto revela el potencial de la electricidad.
Podemos decir lo mismo de la luz superior, el Creador sin forma. Cada uno
percibe al Creador según su nivel de corrección. Al iniciar
su estudio, es posible que uno perciba sólo su propia realidad y
ninguna fuerza superior.
Gradualmente irá descubriendo, mediante el uso de sus sentidos, la
verdadera realidad expandida. Al avanzar, si corrige todos sus sentidos
según la luz circundante, no habrá ninguna separación
entre él y la luz, entre el hombre y el Creador, como si no hubiera
ninguna diferencia entre sus características. Uno logra entonces
la santidad, el nivel más elevado de espiritualidad.
¿Cómo podrá un principiante dominar esta ciencia si
ni siquiera puede comprender a su maestro como corresponde? La respuesta
es muy simple. Ello sólo es posible elevándonos espiritualmente
por encima de este mundo. Para ello debemos liberarnos de todo rastro de
egoísmo material y considerar el logro de los valores espirituales
como nuestro único objetivo. Anhelo y pasión sólo por
lo espiritual en nuestro mundo - ésta es la llave para el mundo superior