ALQUIMIA CABALÍSTICA
El
estudio de la Kábala hebraica, ha tenido desde la antigüedad una
relación directa con la Alquimia, aunque sus conexiones no han sido
muy divulgadas, en especial desde la instauración de la Inquisición
por los Reyes Católicos, ante el lógico temor de los practicantes
de este Arte de ser acusados de judaizantes al publicar sus escritos.
Alquimistas como Nicolás Flamel, tan claros y explícitos al
tratar de temas relativos a los judíos hay pocos, cabe tener en cuenta
su avanzada edad al terminar sus libros (era octogenario en una época
en que la edad media de vida no llegaba a los 40 a os), en el libro de las
figuras jeroglíficas reconoce que estos fueron expoliados y que perdieron
muchas de sus propiedades mas valiosas, entre ellas el famoso libro de Abraham
el Judío, cuyo destino se ignoraba hasta hace pocas fechas.
La tradición ocultista confirma que la Kábala ó KAB.BALAH
fue recibida por Moisés en el Monte Sinaí al recibir las Tablas
de la Ley de manos de Dios. Luego fue transmitida a Esdrás. Los estudiosos
de la Kábala son semitas en occidente, (Kábala occidental),
y asiáticos (Kábala oriental). La Kábala está
en relación con el antiguo testamento, que los judíos denominan
TORAH o Ley.
Por otro lado desde los siglos XII al XVII se utilizó como una experiencia
espiritual en la teosofía judía, a la que denominaban Kábala
Magna, en ella se recogen dos escalas de perfección: Del hombre hacia
Dios, y del hombre hacia las plantas y piedras. La Kábala tiene una
lectura oculta o misteriosa de la Torah, de la que está prohibido variar
hasta una coma para que no se pierda su significado oculto. Todos sus textos
están escritos en hebreo y arameo.
La TORAH consta de una parte escrita, que se denomina TORAH visible, y de
una tradición oral, que se denomina TORAH invisible. Sin un buen conocimiento
de ambas no hay comprensión de la Kábala.
La manera cristiana de entender la Kábala es considerarla como una
palestra entre Dios y el hombre, considerada como la esencia del texto bíblico,
existen misterios a los que no puede acceder el hombre. La manera secreta
de entender la Kábala es accesible al que conoce la TORAH, lo que exige
conocer y amar a Dios, sin lo cual no será revelada. No se debe confundir
con el misticismo. Consiste en la búsqueda de misterios y revelaciones
sobre la vida oculta, incognoscible y abismal de Dios para conocerle intimamente.
El cabalista logra su finalidad al entrar en el orden perdido que existió
antes de que el hombre fuese carnal, y solo se puede aprender por un Maestro,
o por revelación directa de Dios.
Los cabalistas, al igual que los alquimistas usan el lenguaje de los símbolos,
para guardar el secreto y conservar la tradición. Suelen ser también
hermetistas, la correlación con la Alquimia está en la unión
de lo CELESTE y lo TERRESTRE, de Dios y el hombre.
Los libros mas importantes de la Kábala son el Sepher Yetzipah, o libro
de la creación, el Sepher Abahir y el Sepher Zohar.
La Alquimia, para los que tienen formación cabalistica, entronca directamente
con la Kábala, el principal secreto, el conocimiento de las materias
y las proporciones de la Amalgama, se puede deducir directamente a partir
del nombre de Dios IEWE (Yod-he-vau-he en hebreo). Para quien no tenga conocimientos
cabalisticos se explican algunas particularidades del alfabeto.
Iod. Es la décima letra del alfabeto sagrado cabalístico, representa
por tanto a la cifra 10, y a las letras I, Y y J de nuestro alfabeto. Indica
principio masculino, fecundidad viril, es la vara de Hermes escondida bajo
el signo de la fortuna, y en el TAROT se representa por la Rueda de la Fortuna,
signo alquímico de la materia solar, que aporta el "Cuerpo"
a la Gran Obra.
He. Es la quinta letra del alfabeto sagrado cabalístico, corresponde
al n 5, equivale a las letras E y H. Su figura es un pentagrama. Esconde el
secreto del mercurio alquímico y del "Alma" de la Obra.
Vau. Es la sexta letra del alfabeto sagrado cabalístico, equivale a
las letras F, V y U, representa el n 6. Está relacionado con la belleza,
el planeta VENUS, su símbolo es el hexagrama, sello de Salomón.
Contiene los 4 elementos. Esconde el secreto del "Espíritu"
de la Obra.