Hemos recibido en nuestro sitio varias solicitudes de indicación
de buscadores para una u otra Orden Martinista, invariablemente nuestra
respuesta es la misma: El Hermanubis no indica buscadores a las Órdenes
ni Órdenes a los buscadores, la neutralidad del Hermanubis es fundamental
para su libertad editorial y su independencia de acción, pues aquí
se reúnen Martinistas de casi todas las Órdenes Organizadas,
además de las fraternidades independientes.
Lógicamente el Hermanubis no es una Orden Martinista y no tenemos
ninguna otra intención que no sea la investigación y la divulgación
del pensamiento Martinista y Martinezista sin ningún tipo de influencia
o subordinación.
En la medida de lo posible, nos sentimos inclinados a orientar a los buscadores
a escrutar dentro de si mismos los reales y profundos objetivos que lo llevan
buscar la senda del equilibrio. Las siguientes preguntas han ayudado a estos
Hombres del Torrente a meditar sobre su búsqueda.
1º ¿Qué intenta el buscador cuando solicita ser iniciado
en una Orden Martinista?
Puede él o ella solicitar su ingreso por varios motivos, desde el
más grosero materialismo, o deseo de encontrar protectores para sus
negocios de cualquier especie, hasta el motivo del más elevado sentimiento
de humanitarismo. Como regla general, es una mezcla de todo, aumentada por
la curiosidad; y frecuentemente existirá un sentimiento de la propia
imperfección aumentado por el deseo de mejorar y de perfeccionarse.
No es raro también que se espere encontrar en el Martinismo un estímulo
para la acción para compensar la propia falta de actividad; ideas
extraordinarias y originales que pongan en funcionamiento el pensamiento
y la imaginación propia.
Es uno de los problemas del Martinismo que, por el secreto y discreción
que deben guardar sus integrantes, el buscador llega generalmente a nuestras
puertas, desconociendo realmente lo que le espera, viniendo en contrapartida
lleno de esperanzas e ilusiones que van desde lo inadecuado hasta lo absurdo.
2º ¿Qué es lo que el Martinismo "no puede ofrecer"?
El Martinismo no está hecho a la medida de las ilusiones del neófito.
Si este esperó una renovación completa de su personalidad
por medio de un remedio de muestra gratis y que se ofrece a todo aquel que
entra en una Orden, se equivocó, Damos la Luz, las herramientas para
trabajar, mostrándoles una máscara para mantenerse incógnito,
un manto para protegerlo de las irradiaciones indeseables y un cordón
que lo unirá a sus antecesores. El resto es por cuenta del Neófito.
Se debe trabajar para adquirir conocimiento y experiencia, pues más
tarde será llamado a instruir. Sin embargo, el conocimiento y la
experiencia le son dados según la cantidad y la calidad de su trabajo.
No podrá exigir que se le dé todo de una vez sin hacer el
menor esfuerzo. Entonces acontece que el Neófito no halla lo que
busca. Buscaba un medio cómodo para hacer su vida más fácil
y agradable, para sentirse importante sin esfuerzo alguno, para vivir en
paz consigo mismo. Y como no halla lo que buscaba, dice simplemente: "No
encontré nada". Con esto, expresa que todo lo demás que
encuentra no tiene importancia para él; y que, aquello que "no"
encuentra es lo que quería y nada más.
Todas estas satisfacciones de amor propio, todas estas ilusiones y esperanzas
vacías, es lo que el Martinismo no puede ofrecer. Por ello, aquellos
que buscan esto, no encuentran "nada".
3º ¿Qué es lo que el Martinismo "puede ofrecer"?
Desde el punto de vista de las personas mencionadas anteriormente, "nada",
pues para ellas el trabajo, el estudio, la meditación sobre si mismo
y sobre su real misión como Hombre de Deseo, como agente de la verdad
y como Guardián del Vaso, no es nada, y si no tienen la paciencia
necesaria, se alejarán.
Cuanto más irreales, fantásticas fueren sus esperanzas, más
necesitarán para encontrar lo que ofrece el Martinismo, y que es:
trabajo, herramientas para ejecutarlo, y conocimiento que solamente se obtiene
trabajando. El Neófito tiene que aprender que en el Martinismo no
encontrará satisfacción alguna sino en razón de su
propio trabajo. A través de su aprendizaje se dará cuenta
de que si el Martinismo le diera, sin sacrificio, las satisfacciones que
estaba buscando, entonces si, podrá decir "que no es nada".
Lo que acontece es que el hombre moderno tiene del trabajo un concepto muy
diferente del que tenían los antiguos pensadores y estudiantes de
lo Oculto. Para la mayoría, hoy, el trabajo es esclavitud, actividad
mecánica, impersonal, algo que se hace porque se tiene que vivir
y comer, y sin trabajo, no hay comida; algo que se hace sin gran satisfacción,
esperando que el reloj marque la hora de la salida. De allí entonces
partimos para el descanso, la diversión, las comodidades. Son pocos
a los cuales la suerte reservó un trabajo constructivo y menos aún
existen personas capaces de buscar y hallar el descanso en una actividad
de tipo superior, una actividad creadora.
El Martinismo puede ofrecer a los perseverantes, una comprensión
más profunda de su propia existencia, puede ofrecer una interpretación
más clara de la Divinidad, puede vivenciar la satisfacción
de sacar de la ignorancia a una sola Alma perdida, y puede venir a participar
de la Gran Obra, pero todo esto de forma Silenciosa e Incógnita,
sin pompas, sin la valorización del Ego y sin ningún tipo
de recompensa social. El Martinista trabaja en Silencio, teniendo como único
testigo su propio corazón.
4º "¿Qué encuentra" el Neófito al decir
que "no tiene nada"?
Toca a la puerta del Templo, se abre la misma para él y no encuentra
nada. ¿Qué es esta "nada"? Ya dijimos, que tomar
la palabra en sentido estricto es un absurdo. Algo encuentra y si lo presionamos
un poco, nos dirá "No hay nada, solamente palabras, solamente
Ritualística, solamente Símbolos, solamente ideas anticuadas,
basadas en un "Filósofo Desconocido" al cual llaman Venerable
Maestro".
Algo, por tanto encuentra, pero no "lo que buscaba". Y como lo
que encuentra no es nada en comparación con lo que buscaba, dice
simplemente que no hay nada. Sin embargo, esta "nada" no es solamente
un fenómeno negativo. Esta "nada" es como una semilla,
algo nuevo y grande.
Un Amado Hermano que se aleja de su Orden quejándose de "no
haber encontrado nada", no se limita solamente a esto. Se aleja disgustado,
decepcionado. El encuentro con la "nada" lo afectó en lo
más profundo de su ser. No halló lo que buscaba; sin embargo,
halló precisamente su propio disgusto, su propia decepción.
Aunque se va de nuestra convivencia, su decepción lo sigue. Y aunque
no lo confiese, no dejará de pensar, de vez en cuando, que, para
encontrar algo, se necesitan dos cosas: algo que existe y alguien que sepa
buscar.
Al lado de su orgullo, porque él "no se dejó engañar",
estará la constante inquietud acerca de lo que habrán encontrado
los que se quedaron y que él no supo encontrar. Se ve, así,
puesto frente a frente, a su propia insuficiencia. Con su propia NADA. Si
fuese sincero consigo mismo, reconocerá que donde no encontró
nada, fue en si mismo.
Este es el punto donde comienza a germinar la idea Martinista. Si el Buscador
comprendió con profundidad lo que acabamos de exponer, y si aún
así se siente motivado y magnetizado por una fuerza dentro de su
corazón, le aconsejamos: siga adelante, siempre habrá un lugar
para usted en nuestra cadena y en nuestro Templo, pues ya es un Martinista.
Traducido por Konstantinos S.I., L.I.