La Venerable Personalidad del Maestro "Philippe
de Lyon"
Jehel, S. I.
"Mi Maestro
Espiritual": esa es la expresión con que PAPUS, Médico,
Mago, Iniciado e Iniciador, el "Balzac del Ocultismo", el "Maestro
de la claridad", designa com INFINITA HUMILDAD, al Maestro PHILIPPE
DE LYON. ¿Quién era ese Maestro, ante el cual valores como
PAPUS, STANISLAS DE GUAITA, BARLET, DURVILLE, PHANEG y tantos otros se inclinaban
reverentes? Era un hombre modesto, silencioso, un VERDADERO MÍSTICO
CRISTIANO que, pensando en SERVIR a los demás, lo hacía con
poderes maravillosos traídos desde la cuna y que cultivaba diariamente
PONIÉNDOLOS AL SERVICIO DE LOS NECESITADOS, cualesquiera que fuesen;
pues en su luminosa vida atendió, no sólo a poderosos como
el zar de todas las Rusias, sino a humildes cuya gratitud todavia hoy vive
sobre su nombre como una luminosa aureola. Su nombre civil era Philippe
Nizier, so simplemente PHILIPPE, como a él le gustaba que lo llamasen.
Nacido en un hogar modesto, en Lyon (Francia) tuvo que luchar para estudiar;
pues para poder usar legalmente los DONES DIVINOS que traía, era
preciso ser médico. Para poder estudiar, trabajaba. Todas las mañanas
recorría los domicilios de los clientes de un carnicero y entregaba
la carne. Yo he conocido muchos "espiritualistas" que cuando pasaban
a cincuenta metros de una carnicería ya sentían "su aura
perturbada y eso les podría molestar en sus trabajos espirituales".
A PHILIPPE DE LYON el trabajar así no lê impidió ser
un Maestro, un Médico y un Santo.
Cuando cursaba en primer año de medicina (refiere Papus) resucitó
un día a una persona que, según las afirmaciones unánimes
de los médicos, había muerto poço antes. Eso bastó
para que le tomaran una ojeriza que creció hasta el punto de impedirle
recibirse en Francia, debido a la "fraternal" oposición
de algunos diplomados.
Otra vez, visitando la sal del Hospital, PHILIPPE DE LYON miraba a los enfermos
y ellos mejoraban tan rápidamente que todos se extrañaban.
En una ocasión los médicos discutían sobre la forma
del reumatismo que causaba los dolores de cabeza y de oído de un
enfermo, PHILIPPE DE LYON, presente en la discusión, dijo que aquél
tenía un tumos del oído interno (con absceso de la mastoides),
lo que provocó la risa de los presentes; pero EN ESE MOMENTO el oído
del enfermo empezó a verter pus y poco después se curó,
confirmando el diagnóstico de PHILIPPE DE LYON.
PHILIPPE DE LYON se hizo el Jefe de la escuela de Teurgia de Lyon; pero
con sus curaciones tuvo muchas dificultades con los médicos y las
autoridades, siendo procesado muchas veces por el ejercicio ilegal de la
medicina. Pensaba sin duda que su deber era continuar, porque nunca dejó
de hacer bien, aún así. Su pequeño gabinete de la calle
de la "Tête d'Or", en Lyon, estaba siempre
lleno de personas que venían a buscar consejo, ayuda y curación
para sí o para sus familiares. En aquel pequeño gabinete pasaban
cosas extraordinarias, de las cuales voy a referiros éstas:
Cuando PAPUS, por ejemplo, analizando la vida de ciertas personas, creía
ver alguna injusticia del destino y, sincero pesquizador, venía a
exponer su preocupación al Maestro Espiritual, éste le decía
sencillamente: "Ven, voy a pedirle al AMIGO que te muestre la Verdad".
Y en la piecita reservada de PHILIPPE DE LYON, rápidamente, la invocación
de PHILIPPE DE LYON permitía el desfile de los clisés de las
LUZ ASTRAL, en la cual PAPUS veia desarrollarse la o las vidas precedentes
de aquel individuo y las CAUSAS ANTERIORES de su DESTINO PRESENTE hacerse
claras y lógicas como todo lo NATURAL. Y Papus, sincero como siempre,
refiere que, al fin de cada de esas experiencias, se inclinaba más
devocionalmente ante la Sabiduría del Universo y ante el Saber y
Poder de su Maestro.
Muchas veces, si una mujer del pueblo, encontrando al Maestro por la calle,
venía a suplicarle por la salvación de su hijo moribundo y
PHILIPPE DE LYON le decía "Id, mujer, sois más rica por
vuestro valor y por vuestro servicio constante que los ricos de la tierra;
id, vuestro niño está curado", al regresar a su casa,
la pobre y buena mujer verificaba el "milagro" que desconcertaba
e irritaba a los médicos.
J. Bricaud, ex Gran Maestro de la Rama martinista de Lyon, refiere que conocía
a muchas personas curadas por PHILIPPE DE LYON; que ciertas curas parecían
realmente milagros y que un obrero a quien quería cortar la pierna
gangrenada, sanó en menos de una hora por obra del Maestro.
PHILIPPE DE LYON vivía muy retirado, rodeado de un círculo
de amigos y discípulos.Cuando se le interrogaba quién era
y de dónde provenían sus extraños o terribles poderes,
contestaba:
"Soy Menos Que Una Piedra, Hay Tantos Seres Sobre Esta Tierra Que Tiene
La Seguridad De Ser Alguna Cosa, Que Soy
FELIZ DE SER APENAS NADA". Y enseñaba a obtener la seguridad
de que, aquel que sabe que nada saber, empieza recién a comprender
la ciencia
, que aquel que solo posee un colchón y lo presta
a quien no lo tiene, es más rico que todos los ricos de la tierra.
PHILIPPE DE LYON enseñaba que hay tres especies de enfermedades:
las físicas, las astrales y las espirituales. Las físicas
son del dominio de la medicina alopática; las astrales debían
ser tratadas por la homeopatía, el magnetismo y los procesos de los
antiguos ocultistas. Las enfermedades espirituales sólo podían
ser tratadas por la oración y por la teurgia.
Un ejemplo típico de los poderes y de las enseñanzas del Maestro
PHILIPPE DE LYON se puede ver en la cura siguiente:
En casa de PHILIPPE DE LYON estaban unas veinte o treinta personas, entre
ellos PAPUS y otros dos médicos. Una señora que, cuando chica
ya había sido salvada de grave enfermedad por el Maestro, trae su
niñito, de dos o tres años, en estado comatoso, y pide al
Maestro piedad y salud para el pequeño. PHILIPPE DE LYON pide que
los médicos examinen la criatura. El diagnóstico es unánime:
meningitis tuberculosa, de evolución rápida. La muerte debía
sobrevenir inexorablemente en pocas horas. "Pues bien, dijo PHILIPPE
DE LYON, este niño puede ser SALVADO. ¿Queréis comprometeros
todos a quedaros DOS MESES sin hablar de los ausentes?". Ninguno de
los presentes accedió, y Papus -un Maestro también o casi,
en aquella época- dijo que le parecía difícil quedarse
más de dos horas sin hablar mal del prójimo. PHILIPPE DE LYON
sonrió probablemente satisfecho de la SINCERIDAD de todos y dijo:
"Muy bien, trataréis de quedaros dos horas sin hablar ni pensar
mal de nadie". Se llevó al niño al cuartito reservado
y, a las dos horas, lo trajo caminando, con la manito en la mano del Maestro.
Estaba total e integralmente curado, como lo verificaron los médicos
presentes.
Yo PUEDO ASEGURAOS que, hasta hoy, nada ha cambiado en la manera de obrar
del Maestro PHILIPPE DE LYON. He podido verificar que jamás un discípulo
o una persona bien intencionada le han pedido una cura o una mejoría
sin que esta se efectuara rápidamente, en LA PROPORCIÓN EXACTA
DE LA FUERZA Y SINCERIDAD DEL PEDIDO y del esfuerzo hecho por quien pedía
por DAR ALGO, para la cura de los demás, desinteresadamente. Y si
algunos, bien intencionados, se acostumbrasen a guardar una actitud serena,
no enojándose jamás, no hablando ásperamente de nadie
y pensando principalmente en COMO PUEDEN SERVIR A LOS DEMÁS, qued
arían
asombrados de la protección del Maestro PHILIPPE DE LYON daría
a sus anhelos altruistas y COMO ES FÁCIL TENER PODERES cuando se
tiene REALMENTE el deseo intenso y exclusivo de hacer bien con ellos, sin
vanidad ni deseo de progreso personal. Lo difícil del asunto es que
podemos a nuestros semejantes, podemos hasta llegar a engañarnos
a nosotros mismos, pero es IMPOSIBLE engañar al Maestro. Por eso,
el que se ve a sí mismo como es realmente, nunca se extraña
de haber recibido poco; al contrario siempre tiene la impresión de
HABER RECIBIDO MÁS DE LO QUE MERECÍA.
Fue el Maestro PHILIPPE DE LYON quien fundó la Logia Martinista que
funcionaba en la Corte Imperial de Rusia en circunstancias que os contaré
en otra oportunidad. Fue él quien predijo el futuro del conocido
escrito H. Durville (también martinista más tarde) cuando,
después de formar éste su hogar, al nacer su primer hijo,
Philippe aceptó ser el padrino y se trasladó a París
para asistir a la ceremonia (notemos de paso que, por lo tanto, no era FANÁTICO
NI INTOLERANTE EN MATERIA RELIGIOSA).
Al conocer personalmente a H. Durville, PHILIPPE DE LYON le dijo: "Actualmente
no creéis en nada, pero más tarde creeréis". Efectivamente
Durville, que seguía la escuela del magnetismo mesmeriano-fluídico,
sin aceptar en aquel entonces, la parte superior y mística de las
Enseñanzas Tradicionales, fue más tarde un Iniciado completo.
La ceremonia de bautizo se realizaba en la Iglesia de Sainte Marie en París,
y al llegar a ella con Durville, Papus y otros, PHILIPPE DE LYON, dirigióse
a un mendigo que estaba em la puerta de la iglesia y le dijo: "Es peligroso
que roben los ocho mil quinientos francos en oro que tenéis en el
colchón y más tal otra suma en tal parte". El mendigo
se fue asombrado y asustado de que un desconocido le revelara así
la realidad de su falsa pobreza.
Hechos como éste y otros más instructivos son numerosísimos
en la vida Del Maestro; os contaré algunos más en el próximo
número. Por ahora, terminaré refiriendo como CEDAÏOR
conoció a PHILIPPE DE LYON. Siendo aún casi un niño
(doce a trece años), Cedaïor, para ir de Valencia a París,
debía pasar por Lyon y quedar allí algunos días. Un
amigo de su familia lo llevó a la presencia de PHILIPPE DE LYON el
cual, habiendo mirado al niño, lê preguntó si le gustaría
ayudar a una señora muy enferma. El niño Cedaïor, de
muy buen corazón, dijo que si; entonces PHILIPPE DE LYON le puso
la mano sobre la cabeza y dio instrucciones al señor que lo acompañaba
para que Cedaïor fuese llevado diariamente a una clínica y allí
dejáse su mano una hora sobre el pecho de una señora, lo que
el buen niño hizo com todo placer y constancia durante unos días,
al cabo de los cuales EL CÁNCER del seño de que sufría
la señora había desaparecido. Fue así como nuestro
hermano Cedaïor conoció a PHILIPPE DE LYON e hizo su primer
servicio de curación por la buena voluntad, la compasión y
la constancia en el Servir.
PHILIPPE DE LYON enseñaba que había dos únicas virtudes
indispensables al progreso: la BONDAD y la TOLERANCIA. Meditemos sobre estas
palabras del Maestro, que fue tan calumniado que sus discípulos se
unieron más estrechamente que nunca en su defensa. Fue de Él
que Papus aprendió lo que expresa en las siguientes palabras:
"FIELES A NUESTRO DEBER, POR ENCIMA DE TODA CALUMNIA Y DE TODA LISONJA"
Ya os referí, queridos hermanos y lectores, en el número anterior
de LA INICIACIÓN, algo sobre la Venerable Personalidad del Maestro
PHILIPPE DE LYON, el "Maestro Espiritual" de Papus y de muchos
de sus continuadores. En el artículo de hoy, deseo agregar algunos
detalles para que os sea posible sentir mejor al Maestro, CONOCIÉNDOLE
más.
Ya os dije que le Maestro PHILIPPE DE LYON era el Jefe de la Escuela Teúrgica
de Lyon, y os
referí algunas curas hechas por él. Os contaré ahora
lo que pasó en aquella época de la Corte de Rusia, cuando
Papus puso al Maestro en relación con el Zar y con la Emperatriz.
El Zar Nicolás II tenía marcada inclinación al misticismo.
No tenía hijo varón; la Emperatriz le había dado sólo
hijas. Hizo venir a un profesor de Viena, el Dr. Schrenk, que decía
poder remediar eso; pero, a pesar de un régimen muy severo, la Emperatriz
tuvo, nuevamente una hija. El Padre Juan de Cronstadt, célebre monje
ruso que hacía curas hermosas por la oración y la imposición
de manos, también fue llamado y no fue más feliz que el Dr.
Schrenk.
Papus, ya célebre en Rusia, dio conferencias y realizó trabajos
místicos en la Corte y habló de su Maestro Espiritual delante
de los más altos personajes de la Corte. El Gran Duque Wladimir fue
entonces expresamente a Lyon y logró que PHILIPPE DE LYON fuese a
la Corte de Rusia en el año 1900. La esposa del Gran Duque Nicolás,
duquesa de Leuchtenberg, lo presentó a la Emperatriz, que se interesó
mucho por toda la vía mística recomendada y enseñada
por el Maestro PHILIPPE DE LYONdeclaró que la Emperatriz tendría
esta vez un hijo varón, y como sucedió así, el prestigio
de Philippe de Lyon aumentó notablemente. El Zar hasta le concedió
el grado de General de División, con derecho a llevar el uniforme
(lo que debe hecho sonreír al Maestro
) Pero, cosa más
interesante que esa graduación, se concedió al Maestro el
derecho de entrar a toda hora en los apartamentos del Zar y de la Zarina
sin hacerse siquiera anunciar, honra muy rara y notable en semejante Corte,
donde la etiqueta todopoderosa era inexorable.
La Zarina, no pudiendo concebir que un Ser dotado de semejantes poderes
no fuese portador de un título, le hizo conceder por la Universidad
de Moscú, el título de doctor en Medicina; pero como ese título
no permitía ejercer la medicina en Francia, la propia Emperatriz
solicitó al embajador de Francia, "demarches" para que
la equivalência fuera reconocida por el Gobierno Francés, el
cual, fiel a la rutina característica de aquella época, se
negó.
Era tal el afecto y el respeto de la Zarina por el Maestro, que ella no
se dio por vencida. Cuando más tarde los soberanos rusos fueron huéspedes
de Francia, em Complègne, una noche, después de un banquete
oficial, la Emperatriz habló reservadamente con Waldeck-Rousseau,
entonces Presidente del Consejo y le pidió que obtuviese el diploma
de doctor para el Maestro Philippe. El Presidente del Consejo se vio en
situación bastante violenta y explicó que en Francia tal cosa
no era posible sin exámenes, etc
. La Zarina insistió,
diciendo que quizás el Presidente de la República pudiese
hacer algo en tal sentido. W. Rousseau afirmó que solamente un Comité
de grandes médicos podría influir, y aún así
exigiendo exámenes clásicos
"El Maestro PHILIPPE
DE LYON es, sin embargo, un médico muy grande", respondió
la Zarina que dejó secamente al Presidente del Consejo bastante aturdido
El Maestro PHILIPPE DE LYON siguió siendo durante algunos años
siendo el principal consejero del Zar, y se debe a su influencia el proyecto
del Zar de procurar establecer entre los hombres el reino de la paz por
el desarme universal.
Ayudado por el Rey de Dinamarca y por los grandes duques, el Maestro PHILIPPE
DE LYON introdujo en la Corte la doctrina Martinista y ocultista.
Fue fundada una Logia Martinista secreta en el propio Palacio Imperial.
El Zar era el Presidente. Los miembros directivos (Superiores Incógnitos)
fueron elegidos entre los grandes duques y los consejeros del Imperio. Se
hacían frecuentes sesiones de evocaciones y místicas, dirigidas
por el Maestro PHILIPPE DE LYON.
Frecuentemente se invocaba o hasta se evocaba al padre del Zar, al ex emperador
Alejandro III, y éste hacia prometer a su hijo mantener intacta,
a pesar de todo, la alianza franco-rusa. En ese sentido el papel del Maestro
PHILIPPE DE LYON fue muy importante, ya que a eso se debe, en gran parte,
que el Zar Nicolás II se haya mantenido alejado de la influencia
germánica, ya creciente, en aquel entonces, en la Corte rusa.
La Emperatriz tuvo siempre una gran veneración por el Maestro, y
cuando éste ya había regresado a Lyon, ella le regaló
todavía un espléndido automóvil, cosa "muy magnífica"
en aquella época
El Maestro PHILIPPE DE LYON, este querido
y venerable ser, al que nunca se invoca en vano cuando se le hace en forma
profunda, sincera y desinteresada, tuvo una vida llena de hechos extraordinarios
y de los cuales podemos sacar enseñanzas, como el que os referiré
ahora:
Una vez, en aquel gabinete de la Rue de la Tête d'Or (quieran anotar
el nombre de la calle) en el cual siempre había mucha gente que venía
a buscar enseñanzas o ayuda, llegó un señor, bien puesto
y arrogante, que preguntó a los presentes si "ahí vivía
el Sr. Nizier (nombre civil de PHILIPPE DE LYON). La pregunta fue hecha
en tono tan poco respetuoso que alguien preguntó al recién
llegado si venía a consultar al maestro por alguna enfermedad personal."No,
respondió el visitante; yo no creo en semejante infantilidades; vengo
nada más a pedir una información para un tercero; yo no preciso
de fantasías". En ese instante salió PHILIPPE DE LYON
de su piecita reservada y, dirigiéndose inmediatamente
al recién llegado, le pidió que pasara a aquella, lo que extrañó
a todos, porque era una "honra" muy rara ser recibido allí.
Refirió más tarde Papus que pasó lo siguiente en la
piecita. El Maestro encaró al insolente y le preguntó: "¿Os
recordáis, señor, incrédulo, lo que hacíais
un viernes, en tal fecha de tal mes y año, a las tres de la tarde?"
"Yo os lo diré: ESTRANGULABAIS A UNA MUJER. Nadie os vio; sin
embargo, la policía lo sabra y os buscará; pero, si os tiráis,
ahora mismo de rodillas y pedís PERDÓN AL CIELO por lo que
hicisteis, no se os encontrará".
El "incrédulo" se echó al suelo. Evitó la
prisión, reconoció el remordimiento y adquirió la fe.
Esa es una de las más hermosas CURAS MORALES Y ESPIRITUALES que conocemos
del maestro PHILIPPE DE LYON. Podría contaros decenas de casos como
este, pero, ¿para qué?
Para ser discípulo del Maestro PHILIPPE DE LYON no es preciso conocer
POR CURIOSIDAD sus curas; basta comprender su esencia, la base y la dirección
de su acción, bondad, tolerancia, verdad y dedicación a los
demás.