Formato original de un único pergamino de grandes dimensiones (700
x 580 mm.), originariamente con sellos pendientes de los tres legados apostólicos
que formaban la Comisión especial apostólica ad inquirendum
nombrada por Clemente V: Bérenguer Frédol, cardenal sacerdote
del título de los santos Nereo y Achilleo y sobrino del papa, Étienne
de Suisy, cardenal sacerdote de San Ciriaco in Therminis, y Landolfo Brancacci,
cardenal diácono de San Angelo. Su estado de conservación
es discreto, aunque tiene vistosas manchas violáceas debidas al ataque
de las bacterias. El original estaba acompañado por una copia auténtica
que todavía se conserva en el Archivo Secreto Vaticano con la signatura
Archivum Arcis, Armarium D 218.
ASV, Archivum Arcis, Arm. D 217
EL documento contiene la absolución impartida por Clemente V al último
Gran Maestro del Templo, el fraile Jacques de Molay, y a los demás
jefes de la Orden después de que estos últimos hicieran acto
de penitencia y solicitaran el perdón de la Iglesia; tras la abjuración
formal, obligatoria para todos aquellos sobre los que recayera la sospecha
de herejía, los miembros del Estado Mayor templario son reintegrados
en la comunión católica y readmitidos para recibir los sacramentos.
Perteneciente a la primera fase del juicio contra los Templarios, cuando
Clemente V todavía estaba convencido de poder garantizar la supervivencia
de la orden religiosa y militar, el documento responde a la necesidad apostólica
de eliminar de entre los frailes guerreros la infamia de la excomunión
en la que se habían enredado solos al admitir que habían renegado
de Jesucristo bajo las torturas del inquisidor francés.
Como confirman distintas fuentes de la época, el papa comprobó
que entre los templarios se habían insinuado graves formas de malas
costumbres y planificó una reforma radical de la orden para después
fundirla en una única institución con otra gran orden religiosa-militar,
la de los Hospitalarios. El acto de Chinon, que no disuelve a los templarios
sino que los absuelve, era la base necesaria para la reforma, pero se quedó
en papel mojado. La monarquía francesa reaccionó desencadenando
un auténtico mecanismo de chantaje que obligaría posteriormente
a Clemente V al ambiguo compromiso aprobado en 1312 durante el Concilio
de Vienne: al no poder oponerse a la voluntad del rey de Francia Felipe
el Hermoso que imponía la eliminación de los templarios, el
papa eliminó la orden de la realidad de la época sin condenarla
ni abolirla, sino más bien aislándola en una especie de "hibernación"
gracias a un hábil artificio del derecho canónico. Tras haber
declarado expresamente que el proceso no había probado la acusación
de herejía, Clemente V suspendería la orden de los Templarios
mediante una sentencia no definitiva dictada por la necesidad superior de
evitar un gran peligro para la Iglesia, con la prohibición bajo pena
de excomunión de continuar usando el nombre y los signos distintivos.
Roma.ABC.Juan Vicente Boo.
Las llamas que abrasaron vivo en 1314 al Gran Maestro Jacques de Molay no
lograron destruir ni el mito ni el prestigio de los Templarios, cuyo proceso-farsa
volverá con fuerza a la actualidad el próximo 25 de octubre
cuando el Archivo Secreto Vaticano publique las actas originales, extraviadas
a causa de un error en el siglo XVII y descubiertas en el 2001 por la investigadora
Bárbara Frale. El volumen "Processus contra Templarios"
incorpora documentos originales que han sobrevivido 700 años, un
período de tiempo que muy pocos archivos en el mundo sueñan
siquiera alcanzar.
Siguiendo procedimientos que hoy se llamarían estalinianos, el rey
de Francia, Felipe IV el Hermoso, torturó, obligó a confesar
y asesinó en la hoguera a los principales jefes de los Templarios,
logrando hacerse con su inmenso patrimonio territorial, inmobiliario y bancario.
Pero la historia no perdona, y la publicación de las actas del proceso
volverá a mostrar la injusticia cometida por el monarca aprovechando
la debilidad de un papa francés, Clemente V, que residía en
Avignon y se doblegaba demasiado a las indicaciones del rey.
Al mismo tiempo, sacar a la luz la injusticia del proceso que justificó
la decisión de Clemente V de suprimir la histórica orden militar
abre las puertas a una posible reconstitución, no ya para fines bélicos
sino al estilo de otras grandes órdenes militares que han sobrevivido
hasta nuestros días: la Orden del Santo Sepulcro y la Orden de Malta,
nacida en el hospital de San Juan de Jerusalén junto al Santo Sepulcro,
mientras que la de los "Pobres compañeros de Cristo" se
creó en el Templo de Salomón, en la actualmente llamada "explanada
de las mezquitas".
El famoso "viernes y 13" que pasaría a ser símbolo
de días aciagos tuvo lugar el 13 de octubre del 1307 con un golpe
de mano que incluyó el arresto simultáneo de los principales
caballeros. El rey les había convocado en París el 12 de octubre
para los solemnes funerales de su cuñada Catherine de Courtenay,
y al amanecer del día siguiente asestó el golpe definitivo
en la capital y en todos los rincones del reino.
Más que un proceso, lo que se desencadenó fue una avalancha
de torturas salvajes contra los caballeros, que eran a la vez monjes y soldados,
obligándoles a confesar los delitos más viles y precisamente
los más contrarios a los ideales por los que se jugaban la vida:
blasfemia, sacrilegio, sodomía y complicidad con los musulmanes.
Felipe IV el Hermoso presentó ante los tribunales de la Inquisición
acusaciones tan falsas como escabrosamente detalladas que, como era de esperar,
fueron consumidas ávidamente por la opinión publica y le permitieron
no sólo consumar el despojo, sino presionar tanto a los tribunales
como al Papa y a otros monarcas europeos que terminaron sumándose
al saqueo de los despojos, con las honrosas excepciones de Escocia y de
Portugal, donde los Templarios pasaron a llamarse "Orden de Cristo".
El manuscrito perdido en el siglo XVII, y que ahora se hará público
en una cuidadosa edición de sólo 799 ejemplares, es el llamado
"papel de Chinon" por haber sido escrito en Chinon, diócesis
de Tours, los días 17 al 20 de agosto de 1308. Se trata de un pergamino
de grandes dimensiones redactado por los tres legados del Papa que formaban
la comisión investigadora especial sobre los Templarios: los cardenales
Berenguer Fredol, Etienne de Suisy y Landolfo Brancacci.
El "Processus contra Templarios" será presentado nada menos
que en el Aula Vieja del Sínodo, una histórica sala del Palacio
Apostólico del Vaticano, donde se reunían durante siglos los
obispos hasta que se construyó el Aula Nueva del Sínodo en
uno de los espacios libres de la modernísima Aula Nervi, uno de los
emblemas de la arquitectura del siglo XX en el pequeño Estado Vaticano.
Aunque sigue llevando el sugestivo nombre de "Archivo Secreto"
en lugar de "Archivo de Estado", el secretismo brilla por su ausencia
en el archivo más antiguo del mundo, ahora disponible.
La presentación del "Processus contra Templarios" incluye
un despliegue de primeras figuras que van desde el medievalista italiano
Franco Cardini, quien esta a punto de publicar "La tradición
Templaria", hasta el arqueólogo y novelista Valerio Massimo
Manfredi, autor de "best sellers" de divulgación histórica.
En declaraciones al diario "La Stampa", Cardini subrayó
que Clemente V "disolvió la orden, pero nunca la condenó".
Sabía que el proceso era una farsa.
Más..."Las actas del proceso que condenaron a los templarios
no desaparecieron, estuvieron extraviados por más de tres siglos.
El Vaticano ahora las volverá públicas en la obra Processus
contra Templarios, una edición rigurosamente limitada a 799 ejemplares.
Por Sergio Mora (BBC MUNDO.COM)"
La publicación se realizará el 25 de octubre en la "Sala
vieja del sínodo". La obra se basa en el pergamino de Chinon
y contiene los actos del juicio inquisitorio que destruyó la orden
de caballería de los monjes guerreros, fundada en el año 1118.
El pergamino, que se creía perdido, lo encontró en 2001 Barbara
Frale, una joven investigadora italiana que revisaba uno de los miles de
estantes de la Biblioteca y Archivos secretos del Vaticano.
La noticia de la publicación de "Processus contra Templarios"
ha despertado gran interés en Italia, especialmente después
de la historia novelada de "El Código da Vinci", de Dan
Brown.
El Archivo secreto del Vaticano definió la edición -que reproduce
fielmente los originales conservados- como una obra "monumental",
y la iniciativa forma parte de la colección "Exemplaria Praetiosa",
que realiza publicaciones con reproducciones exactas y todo lujo de detalles,
desde el uso del pergamino a los sellos dorados.
Acusaciones
La historia registra que el gran maestro de los templarios, Jacques de Molay,
un 18 de marzo de 1314, subiendo a la hoguera en la Isla de Francia, en
París, maldijo por lo que se hizo para cerrar la Orden al rey francés
Felipe el Hermoso y al papa Clemente V.
El Papa murió un mes después de disentería; el Rey
francés, el 29 de noviembre de ese año, por una caída
del caballo.
Y según diversas leyendas, Molay habría maldecido a la casa
real francesa "hasta la treceava generación", justamente
la de Luis XVI, muerto en la guillotina durante la Revolución Francesa.
Entre las acusaciones que se lanzaron contra la orden del Temple estaban
la de contar con ritos iniciáticos que anteponían la Orden
a la iglesia Romana, de practicar la sodomía, de haber cedido ante
el Islam y la herejía de los Cátaros, de haberse erigido en
custodios del Grial (cáliz de la última cena) y de querer
para Europa un reino teocrático, con poder espiritual y temporal
en un mismo monarca.
Sobre los templarios se ha escrito mucho y existen diversas crónicas.
Y si bien los actos judiciales que se difundirán el 25 de octubre
podrán traer a la luz, después de siete siglos, aspectos desconocidos
de la enigmática historia, el anuncio de la publicación ya
hizo noticia, atrayendo la curiosidad de historiadores, místicos,
ocultistas, esotéricos, curiosos y de los interesados en adquirir
uno de los exclusivos 799 libros del Vaticano.