"Todo exterior es una envoltura que cubre lo interior; así, todo
exterior es también una letra que se multiplica siempre pero que jamás
cambia ni debilita la simplicidad del espíritu en el interior. La letra
era necesaria, teníamos que encontrarla, componerla y aprender a leerla
para recobrar el sentido interior, el espíritu. Todos los errores,
divisiones y malentendidos, todo lo que, en las religiones y en las asociaciones
secretas, da lugar a tantos extravíos, no afecta más que a la
letra; todo se refiere únicamente al velo exterior sobre el que están
escritos los jeroglíficos, las ceremonias y los ritos. Nada alcanza
el interior; el espíritu permanece siempre santo e intacto.
Ahora se acerca el tiempo de la realización para aquellos que buscan
la luz. Se acerca el tiempo en que lo viejo debe unirse a lo nuevo, lo exterior
con lo interior, lo alto con lo bajo, el corazón con la razón,
el hombre con Dios, y esta época está reservada al tiempo presente.
No preguntéis, hermanos bien amados... ¿Por qué ahora?
Todo tiene su tiempo para los seres que están encerrados en el tiempo
y el espacio; así son las leyes invariables de la sabiduría
de Dios, que lo coordina todo según la armonía y la perfección.
Los elegidos deberán primero trabajar para adquirir la sabiduría
y el amor, hasta hacerse capaces de merecer el poder que la invariable Divinidad
sólo puede otorgar a los que conocen y aman. La mañana es esperada
durante la noche; después sale el sol y avanza hacia el mediodía,
en que toda sombra desaparece bajo su luz directa. Primero tenía que
existir la letra de la verdad, después vino la explicación práctica,
luego la Verdad misma y sólo después de ella puede venir el
Espíritu de Verdad, que refrenda la verdad y pone los sellos que autentifican
la luz. Aquel que puede recibir la verdad nos entenderá.
Es a vosotros, hermanos íntimamente amados, que os esforzáis
en adquirir la verdad y que habéis conservado fielmente los jeroglíficos
de los santos misterios en vuestro templo; es hacia vosotros que se dirige
el primer rayo de luz; este rayo penetra a través de la nube de los
misterios para anunciaros el mediodía y los tesoros que éste
trae. No preguntéis quiénes son los que os escriben; mirad el
espíritu y no la letra, la cosa y no las personas.
Ningún egoísmo, orgullo, ni intención innoble reinan
en nuestro retiro: conocemos el fin del destino de los hombres, y la luz que
nos ilumina opera todas nuestras acciones. Estamos especialmente designados
para escribiros, hermanos bien amados en la luz, y lo que acredita nuestro
cargo son las verdades que poseemos; las cuales os comunicaremos al menor
indicio según la medida de la capacidad de cada uno.
La comunicación es propia de la luz allí donde hay receptibilidad
y capacidad para la luz; pero no obliga a nadie y espera que se la desee recibir.
Nuestro deseo, nuestro fin y nuestro cargo es vivificar por todas partes la
letra muerta, restituir el espíritu vivo a los jeroglíficos
y convertir, en todas partes, lo inactivo en activo, la muerte en vida; pero
no podemos realizar todo esto por nosotros mismos, sino por el Espíritu
de Luz de Aquel que es la Sabiduría, el Amor y la Luz del mundo y que
quiere convertirse también en vuestro espíritu y en vuestra
luz."
Karl von Eckartshausen
Siempre volvemos
a la Luz, no por casualidad, sino por voluntad. No propia. No entendemos
esto a veces, pero sucede una y otra vez. Indefectiblemente hasta que nuestro
corazón quede reintegrado para siempre en el seno del Reparador.