TABLA DE ESMERALDA
René Guénon y Carlos Marx
Por Emilio J. Corbière*
“Es verdad, sin mentira, cierto y muy verdadero: lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo para hacer los milagros de una sola cosa, y así como todas las cosas han sido y han venido de uno por mediación de uno, así todas las cosas han nacido de esta cosa única por adaptación”.
“El Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la ha llevado en su seno, la tierra es su nodriza; el padre de todo, el Thelesma de todo el mundo, está aquí; su fuerza y potencia serán completas si es convertido en tierra”.
“Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, suavemente y con gran industria; subirá de la tierra al cielo y de nuevo bajará a la tierra: de este modo recibe la fuerza de las cosas superiores e inferiores”.
“Por este medio tendrás la gloria de todo el mundo y toda oscuridad se alejará de ti. Es la fuerza fuerte de toda fuerza, pues vencerá toda cosa sutil y penetrará toda cosa sólida. Así fue creado el mundo. De esto se harán y surgirán admirables adaptaciones cuyo medio está aquí”.
“Por eso ha sido llamado Hermes Trismegisto, porque poseo las tres partes de la sabiduría de todo el mundo. Lo que he dicho de la Operación del Sol está cumplido y acabado” (“Tabula smaragdina”, Corpus Hermeticum, Obras Completas, recopilación y notas, por Santiago Jubany i Closas).
Los autores del Corpus y de la Tabla de esmeralda, consolidaron o codificaron parte de la literatura hermética ya que, el hermetismo o Hermética, es un campo mucho más amplio que abarca desde las religiones mistéricas y las creencias antiguas hasta diversas producciones posteriores.
“Dios se crea a sí mismo”, funda el panteísmo hermético en desmedro del deismo. Es notable, en los textos transcriptos precedentemente, el concepto de devenir y movimiento de la materia. Ya vimos las ideas de Jacobo Böehme sobre las que hablará en el siglo XVI. La evolución no es, para el Corpus, lineal, sino que se produce por “el cambio de los momentos”, preanunciando la idea de la dialéctica, la idea de ciclos. En cuanto a los “dioses creados” hay un profundo sentido antropológico, y se sostiene que “el hombre es el creador de los dioses” como lo afirmarán los entonces jóvenes hegelianos Ludwig Feuerbach y Marx, diecinueve siglos después.
Las referencias “naturalistas” y sobre el carácter bisexual o andrógino de Dios, liga al Corpus a las creencias prejudeocristianas de la fertilidad o de la Naturaleza. El “alma” relacionada con la inteligencia discursiva (y también con la razón y el pensamiento) se adelanta al concepto actual del psiquismo humano.
La idea del “Artesano del Universo” hace recordar la idea masónica moderna del Gran Arquitecto del Universo (GADU), ratificando, una vez más, la filiación hermética de la francmasonería.
En cuanto a la Tabla de Esmeralda, cuyo origen es preislámico, la más antigua referencia fue hallada en un escrito musulmán de Dyâbir Ibn Hayyân, correspondiente al siglo VIII, y su versión latina era conocida por Alberto Magno. “Lo de abajo es igual a lo de arriba” y “lo de arriba, igual a lo de abajo” (macro y microcosmos) indica la mutua dependencia entre lo activo y lo pasivo en el sentido de que la forma esencial no puede manifestarse sin la materia pasiva, y viceversa, la potencia pasiva puede sólo desarrollarse sólo gracias al polo opuesto, activo. Thelesma debe traducirse como “maravilla”. Si bien esta página fue escrita entre VI y VIII d. C., es decir, posteriormente al Corpus, opino que debe formar parte de la compilación del texto alejandrino. No existen razones valederas para excluirlo.
En cuanto a que los dioses habitan sobre una montaña de Libia -según la referencia de Hermes en el Asclepios-, se trata de un nuevo mito antiguo, el lugar sagrado, el “paraíso terrenal”, una “tierra de Luz”, expresión que tomó fuerza con el Maniqueísmo y que aparece en toda la mitología desde la antigüedad: Hiperbórea, Salem, Shambala, Agartha, o es una isla, Avalon, Thule. Hay centros confesionales que la han representado en el curso histórico, Babilonia, Tebas, Jerusalén, Roma, Cuzco. Fue el Castillo de Montsegur, de los cátaros. Pero también en el mundo moderno el horizonte social de los utopistas habló de lugares paradisíacos: Utopía, Ciudad Sol, Icaria. Durante la Revolución Francesa de 1789, y las dos Comunas del siglo XIX, París cautivó a los revolucionarios del mundo y allí iban a morir por un ideal.
Los masones hablan de una “Jerusalén celeste” o mítica, la que dicen construir por la labor que realizan en sus templos y por la acción que despliegan en la vida profana. El grado 19 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado tiene como título “Príncipe de la Jerusalén Celeste” y eso se repite en casi todos los ritos: es la palabra de pase de los Caballeros del Arco Iris, lleva ese nombre en el grado 68 del Rito de Misraim; se denomina Príncipe de Jerusalén al trado 6 del Rito Primitivo de los Filadelfos de Narbona; era el grado 8 del Rito del Martinismo, 8 del Escocismo Reformado de Tschoudy, 16 del Rito de Heredom, 45 del Rito de Misraim; o Soberano Comendador de Jerusalén para el grado 27 del Rito Escocista y Prosélitos de Jerusalén para el grado 68 del denominado Capítulo Metropolitano.