ORIGEN Y ESTRUCTURAS HISTÓRICAS DEL RÉGIMEN ESCOCÉS RECTIFICADO


El Régimen Escocés Rectificado fue gestado en Francia entre 1774 y 1782, por dos grupos de Masones de Lyon y Estrasburgo, entre los cuales podemos citar a Jean y Bernard de TURKHEIM y Rodolphe SALTZMANN (Estrasburgo) y sobre todo por Jean-Baptiste WILLERMOZ (Lyon 1730-1824) quien fue su alma pensante. La arquitectura del Régimen fue su obra, y el fue quien dio forma a la doctrina que este Rito comporta.

Desde el punto de vista formal, el Régimen Escocés Rectificado tiene tres orígenes; desde el punto de vista espiritual, tiene dos fuentes o inspiraciones.

En cuanto a la estructura y simbolismo tanto masónico como caballeresco, los tres orígenes del Régimen son:

La Masonería francesa de la época, con su proliferación de los grados más diversos (Willermoz los conocía todos y practicó muchos de ellos) y que una vez depurada, sería estructurada hacia 1786-1787 en un Sistema que llevaría más tarde el nombre de "Rito francés", con sus tres grados y cuatro ordenes; sin olvidar los diversos grados cuya combinación constituye lo que se ha venido a llamar el "escocismo".

El Sistema propio de Martínez de Pasqually, personaje enigmático aunque inspirado, al que tanto Willermoz, como Louis-Claude de Saint-Martin, reconocieron siempre como a su Maestro, denominado "la Orden de los Caballeros Masones Elegidos Coens del Universo".

La Estricta Observancia, también dicha "Masonería rectificada" o "Reformada de Dresde", sistema alemán en que el aspecto caballeresco primaba absolutamente sobre el aspecto masónico, y que pr&endía ser, no ya la heredera, sino además restaurar la antigua Orden del Temple abolida en 1312.
Las dos fuentes espirituales son:

La doctrina "esotérica" de Martínez de Pasqually cuyo contenido esencial versa sobre el origen primero, la condición actual y el destino último del hombre y del universo.

La Tradición cristiana indivisible, nutrida por las enseñanzas de los Padres de la Iglesia.

A pesar de lo que algunos hayan afirmado, estas dos doctrinas, no solo no se contradicen, sino que se corroboran mútuamente.

Todos los textos prueban una perfecta ortodoxia, que a la vista del conjunto de las distintas confesiones cristianas existentes, demuestra que el Régimen Rectificado, lejos de dividir a los cristianos los reúne.

Partiendo de ahí, Willermoz ha dado a su Sistema o Régimen, una arquitectura concéntrica, organizándolo en tres "clases" sucesivas cada vez más interiores al igual que más secr&as, siendo desconocida cada clase interior por la que le era exterior.

Por otra parte, ha dotado al recorrido iniciático desarrollado de grado en grado, de una enseñanza doctrinal progresivamente más precisa y explícita, gracias a las "instrucciones" que forman parte integrante del ritual de cada grado.

Esta concepción del conjunto - arquitectura del Régimen y doctrina - fue oficialmente aprobada en dos &apas. Primeramente a nivel francés, por el Convento de las Galias, tenido en Lyon (noviembre-diciembre de 1778) el cual ratificó, entre otros, el Código masónico de las Logias reunidas y rectificadas y el Código de la Orden de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, que constituyen los textos constitucionales particulares todavía en vigor en nuestro Régimen. Luego a nivel europeo, por el Convento de Wilhelmsbad, en Alemania (agosto-septiembre de 1782), tenido bajo la presidencia del duque Ferdinand de Brunswick-Lunebourg y del príncipe Charles de Hesse, a la sazón principales dirigentes de la Estricta Observancia, quienes se adhirieron a lo que en esa época se vino a llamar la "Reforma de Lyon".

En su estructura original, el Régimen Escocés Rectificado comportaba tres clases, dos ostensibles y una "secr&a".

La clase simbólica u Orden masónica, en la cual se confería y llevaba a término la iniciación masónica.

Esta clase estaba (y aún lo está actual
mente) subdividida en cuatro grados:
Los grados practicados en las Logias de San Juan, también dichas logias azules a causa del color de sus decoraciones, y el grado de Maestro Escocés de San Andrés, practicado en las Logias de San Andrés o Logias Escocesas, dichas Logias verdes por las mismas razones.

Sin este cuarto grado, la iniciación masónica queda incompl&a. La ceremonia de recepción a este grado recapitula y culmina el contenido iniciatico y doctrinal de los tres que le preceden, dando al conjunto una total coherencia. Al nuevo Maestro Escocés de San Andrés, le es dado a contemplar todo lo que puede esperar hasta alcanzar su reintegración en la Jerusalén celeste, obj&ivo de la iniciación masónica.

Estos cuatro grados, están fundamentados en la reconstrucción interior del hombre por el ahondamiento de la fe y la práctica asidua de las virtudes cristianas.

Una vez que el Maestro Escocés de San Andrés da muestras de haber alcanzado el grado de realización espiritual que prueba que, efectivamente ha llevado a cabo su iniciación masónica, es cuando puede tener acceso a la Orden Interior.

La Orden Interior es una Orden de caballería cristiana en ningún modo asimilable, ni a un Sistema de altos grados, ni a los grados filosóficos.Comporta dos &apas:

Una primera &apa preparatoria y transitoria que es la de Escudero Novicio. La calidad de Escudero Novicio se confiere por la ceremonia de investidura. Esta calidad es, sin embargo, revocable. El Escudero Novicio tiene como única tarea el prepararse, durante el plazo de al menos un año, para convertirse en Caballero; pero si durante este período de tiempo no muestra la preparación requerida, puede e incluso debe, según lo dispuesto en el código de los C.B.C.S., ser r&rocedido a su condición de Maestro Escocés de San Andrés.

La segunda Capa es la de Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa (abreviado C.B.C.S.). Esta &apa no es un grado, si no una calidad que confiere la ceremonia de armamento. Esta ceremonia se celebra normalmente en presencia del Gran Maestro Nacional por el Gran Prior de la Orden de los C.B.C.S. en persona, o en su defecto, por un dignatario designado.

El Caballero tiene el deber de obrar activamente en la Orden y en el mundo, para poner en práctica las enseñanzas morales, religiosas y doctrinales recibidas en las Logias de San Juan y San Andrés. Logias que no abandona y en donde debe, ahora más que nunca, dedicarse al servicio de sus hermanos y al de todos los hombres, en particular mediante el ejercicio de la beneficencia.

En el siglo XVIII, existía además una "clase secreta", la de la Profesión.
Los Caballeros que la componían se dividían en dos categorías: los Profesos y los Grandes Profesos, reunidos en un Colegio m&ropolitano. Estos, aunque comprom&idos de manera total con la Orden, no ejercían, en tanto que componentes de esa "clase secr&a", función de responsabilidad o dirección administrativa alguna, ya que estas últimas eran comp&encia únicamente de la Orden Interior, los Profesos y Grandes Profesos se dedicaban, mediante el estudio y la meditación, a profundizar en la doctrina expuesta en los textos ("instrucciones secr&as") conservados por el Colegio m&ropolitano, estando encargados de vivificar la Orden, tanto por sus conocimientos como por su ejemplo de vida. Esta clase al parecer ha desaparecido, o si acaso existe, prosigue, como por otro lado hacía en su origen, con una existencia muy discr&a.

Según las decisiones adoptadas en el Convento de las Galias y luego confirmadas por el Convento de Wilhelmsbad, El Régimen Escocés Rectificado - desmarcándose así de la Estricta Observancia - renuncia a una filiación histórica con la Orden del Temple, aunque conservando con ella una filiación espiritual, ilustrada por la adopción, en este mismo Convento, de la denominación de "Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa", haciendo con ello referencia a los "pobres caballeros de Cristo" de los orígenes de la Orden del Temple, y no a la Orden rica y poderosa en que sus sucesores la convirtieron a lo largo del tiempo y hasta su disolución.

Por su filiación espiritual, El Régimen Escocés Rectificado reivindica, al igual que la Orden del Temple, la doble calidad caballeresca y religiosa. Esta doble calidad, que aparece ya en filigrana a lo largo de los grados masónicos y se confiere plenamente por el armamento, no es a emplear solamente en el mundo de los siglos XII o XVII, sino que es atemporal y los medios para llevarla a cabo, cuya naturaleza es esencial, permanecen inmutables, dado que consisten en la puesta en práctica cotidiana y universal de las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. Esto se expresa en los deberes impuestos, no ya solamente a los C.B.C.S., si no también al Masón rectificado, desde el mismo grado de aprendiz, como son la defensa de la santa religión cristiana y el ejercicio de la beneficencia hacia todos los hombres y en particular hacia los más débiles y desvalidos.


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