EL MARTINISMO PRIMITIVO


Siguiendo las huellas de los movimientos iniciáticos occidentales, pasamos a la mitad del siglo XVIII con el surgimiento del Martinismo.

Por el año 1760 el gran cabalista Portugués Martinez de Pasqualis funda la hermandad de los Elus Cohens o "Sacerdotes Escogidos" que tenia el carácter de Rosacrucismo modernizado. Existen la leyenda de que Martinez de Pasqualis es una reencarnación de Christian Rosencreuz. Debo decir que esta creencia no es obligatoria y la menciono solamente como una especulación ocultista.

La escuela de Martinez puede caracterizarse como una cadena mágica-teúrgica, con predominancia de métodos puramente mágicos. Después de la muerte de Martinez, dos de sus discípulos siguen el trabajo de la cadena, pero introducen algunos cambios. Juan Bautista Willermoz introduce el tinte masónico. Louis-Claude de Saint-Martin participa un tiempo con él, pero el llamado "filósofo incógnito" se retira prefiriendo una forma mística-teúrgica. Sus estudiantes son preparados en el concepto de la Iniciación Libre. Este último sistema fue en esa época una novedad, pues daba la posibilidad de transmisión sucesiva de los tres elementos: Mental, Astral y Físico, prescindiendo de la existencia de logias.

La influencia de Saint-Martin predomina y nace la corriente que por su nombre es llamada Martinismo, que podría ser también una derivación del nombre de Martinez de Pasqualis.

El Martinismo se propagó rápidamente por los países de Europa, en particular en Rusia, donde en la persona de Nevikov dejó una huella en la instrucción pública. El fue no solamente el primer Martinista ruso, sino también el primer mártir de sus convicciones. La Emperatriz Catalina II, asustada por la revolución francesa y la actividad enérgica de los Martinistas, especialmente los de Moscú, encarceló a Novikov siendo libertado durante el reinado de Pablo I.

El antiguo Martinismo se caracterizó por grandes idealistas, místicos desinteresados e inclinados a toda clase de obras filantrópicas. Su fuente de inspiración fue la filosofía espiritual de Saint-Martin. El ritual era sumamente sencillo. Se componía de oración y la ceremonia de la iniciación. Entre los Martinistas Masones de la escuela de Willermoz, el ritual tenía más importancia y solía incluso distinguirse por su suntuosidad. Esta tendencia se presenta aún en algunas organizaciones rosacruces y masónicas que tienen, en algunos de sus grados, estudios martinistas.

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