En la antigua literatura judaica, la Cábala o "Tradición" (Qabbalah) era el cuerpo total de la doctrina religiosa recibida a excepción del Pentateuco. A partir del siglo X d.C. se consideró a la Cábala como ciencia secreta, misteriosa y teosófica, destinada a explicar, siempre con lenguaje críptico, la Creación del Universo por el Ser definido como "Uno y Absoluto". Algunos cabalistas, como Pico Mirandola, Reuchlin y Schikard, recogen la antigua tradición según la cual la Cábala deriva de la inspiración que Dios insufló sobre Adán, Abraham, Moisés, Esdrás y todos los que constituyen el círculo místico de los últimos Profetas.
Según
el Cronicón de Christiano Adricomio Delfo, Moisés fue el primero
en recibir el mensaje de Dios desde una faceta mística e intelectual.
El acontecimiento tuvo lugar en el 2.453 a.C, en la cumbre del monte Sinaí.
En aquel lugar le esperaba Dios en el interior de una nube, con el único
fin de instruirle en la Ciencia de las Ciencias. Allí, le enseñó
un modelo de cómo construir el Templo, el Tabernáculo, el
Arca, los Altares, la Mesa, el Candelabro y cuantas cosas pertenecieran
al Templo. De ahí procede el concepto de que las formas y proporciones
del Templo son inspiradas por Dios, que llega, incluso, a proponer el nombre
de los artistas o maestros de la Magna Obra: Befeleel y Ooliab.
ARBOL SEPHIROTICO
(ARBOL DE LA VIDA)
No hay que olvidar que, para la Ciencia de la Tradición, los nombres encierran en sí un poder, abarcando, al mismo tiempo, las leyes secretas y el orden armónico, que son las premisas conceptuales que permiten la construcción del templo arquetipo o divino, receptáculo de la Presencia de Dios sobre la Tierra. La Cábala Esotérica del siglo XII, en su doble vertiente mística y profética, busca así en cada letra de la Torah ese signo de conocimiento que lleve al elegido por el camino del saber total.
El Templo-Tabernáculo fue, pues, un edificio perfecto, diseñado por Dios mismo, el cual, actuando como Sumo Arquitecto, reproduce la estructura armónica que rige el Universo. Es un don del Creador, que es la imagen del orden y de la Perfección, símbolo del "'Plan de Universo". El Orden genera la perfecta adecuación de las esferas en el Árbol Cabalístico. Se trata, en otras palabras, del "Arte del Creador" del que nos habla San Agustín.
Siguiendo el pensamiento Esotérico el hombre es la imagen de Dios. De todo ello, los teóricos deducían que el Templo de Dios debía ser construido a imagen de Dios; y como Dios es sabiduría, era preciso que la obra fuera proyectada con sabiduría e inteligencia, buscando la Belleza en la armonía y en la proporción. Para la Cábala, del equilibrio entre el orden y la proporción nace "Tipheret", la Belleza, que es la expresión más sublime de los atributos morales.
El Trono del Dios Creador, YHVH ELOHIM), vértice de la tríada que representa el Adam Kadmon de la Cábala hebráica. Sólo a través del nueve (Jesod) es posible sublimar el alma y retomar la tríada que simboliza el Mundo Intelectual y así alcanzar, por mediación de "Daat" (donde reside el Espíritu Santo o "Ruah ha-Kadosh"), la Corona ("Kether", el número Uno o unión con Dios), cuyo fundamento es la Sabiduría y la Inteligencia.
Hecha ya esta pequeña reseña a modo de introducción en los conceptos esotéricos utilizados por los Maestros, se ha pretendido con el presente artículo acercar al lector al mensaje cabalístico que se oculta en toda obra simbólica. Esperemos haya despertado un interés didáctico de una visión de las cosas a la luz del misticismo de la Tradición o Cábala. Aquí, se dan algunas claves para la interpretación del Simbolismo Hermético, dejando al lector el conocimiento necesario para que experimente con su propia iniciativa y razón las próximas enseñanzas de Cábala que le haremos llegar, para ser descifrada con el conocimiento de nuestro Ser Interior Profundo