APUNTES
HERMETICOS
ANTONIO CASANOVAS
I
Informan estudios realizados acerca de las primeras sociedades tradicionales,
de la naturaleza intrínsecamente silenciosa de los ritos que practicaban.
El símbolo, más allá de cualquier lenguaje individual,
era la revelación y el soporte del silencio ritual. Como probablemente,
para el hombre, el escenario era la tierra entera, el rito es adaptado en
el devenir: cultural, histórico y geográfico a diversas formas,
todas ellas coincidentes simbólicamente con la forma ritual primera.
Apunta Mircea Eliade: "El hombre de las sociedades tradicionales no
podía vivir mas que en un espacio 'abierto' hacia lo alto, en el
que la ruptura de nivel se aseguraba simbólicamente y en el que la
comunicación con el 'otro mundo' entero, el mundo trascendente, era
posible ritualmente"1 y cita más tarde a Hubbert y Mauss: "Se
puede decir del tiempo sagrado que es siempre el mismo, que es una serie
de 'eternidades' ".2 Incide el autor en este estudio en el hecho de
que esta "ruptura de nivel" que el rito comporta, ordenaba además,
a través de su influencia "no humana" los diferentes ámbitos
de la vida cotidiana a los que impregnaba de una simbólica viva.
El mito es la expresión de esta idea que encadena toda la cosmología,
"lo que está abajo como lo que está arriba".3 El
mito está forzosamente ligado al estado humano y aún en los
intelectos de más refinada elaboración, pertenece su aprehensión
a estados particulares de la mente. Es para el hombre de las sociedades
tradicionales, el tiempo ritual, como "ruptura de nivel", el que
a través de su silencio simbólico reitera la influencia "no
humana" que produce estos estados.
J. A. Antón Pacheco, dice en su estudio etimológico de la
palabra arte: "Rito es lo que pone orden, aquel acto que constituye
una especie de inteligibilidad y sacralidad porque repite un evento sagrado,
mediante el rito se ordena y se conforma un cosmos". Y concluye "El
Arte precede al hombre".4
"Como la propia Revelación (shruti), igualmente nosotros debemos
comenzar por el mito (itihâsa) la verdad penúltima respecto
a la cual toda experiencia es un reflejo temporal" escribía
A.K. Coomaraswamy.5
René Guénon en un artículo publicado dentro del libro
Etudes sur l'Hindouisme apunta: "El Sanâtana Dharma considerado
como una tradición integral comprende principialmente todas las ramas
de la actividad humana, que son por otra parte 'transformadas' por ahí:
puesto que por esta integración, participan del carácter 'no
humano' que es inherente a toda tradición, o que mejor dicho, constituye
la esencia misma de la tradición como tal".6 Por su intemporalidad
más allá de cualquier época y por su inmutabilidad
anterior a cualquier individualidad, al origen del Veda se le llama "no
humano". Valga decir que la Tradición Hindú por ser la
primera al igual que la Tradición islámica por ser la última
recapitula todas las formas tradicionales.
Ib'n Al Arabi declara en el Tratado de la Unidad: "Es una gran sutileza
metafísica concebir el 'ahora' como un transcurso eterno y atemporal.
Si bien se mira, la realidad sólo es posible en el 'ahora' que no
es tiempo sino existencia verdadera".7 Delicado, por otra parte, aún
en la universalidad de muchos de sus transmisores, adentrarse con juicio
en cuestiones de la doctrina islámica ("La afirmación
del Uno es única") preservada en la procedencia "no humana"
del silencio ritual y poco dada a relatos o transposiciones en cualquier
sentido. Otra cosa más o menos diferente, sería la transmisión
de las ciencias tradicionales, que al precisar un soporte necesariamente
humano, adquiere formas intermedias, si bien el testimonio fue explícito
al afirmar: "Nuestra ciencia se da por indicaciones, cuando se quiere
explicar desaparece".8
Habría que apuntar aquí y referido explícitamente a
la idea de rito, el carácter sacrificial que en la extensión
que fuere, comporta siempre la iniciación o "fundación
del edificio". Cabe contemplar en efecto esta "reunificación
de lo disperso", como una orientación, una concentración
y un sacrificio.
En occidente, cuando los Rosacruces se retiraron a Asia a principios del
siglo XVII, es dicho que Occidente pierde relaciones regulares con el Centro
del Mundo.9 La religión deviene humanista y temporalizada en cuestiones
sociales de diversa índole. El esoterismo queda sometido mayoritariamente
a estos o aquellos destellos. Respecto a las Ordenes que se desarrollaron
desde el siglo XIV hasta el siglo XVIII, la información que se pueda
en realidad poseer sobre sus formas rituales es más imaginaria que
real pues a principios del siglo XVIII son reducidos a cenizas los restos
de "Manuales Operativos" que pudieran aún entonces oficialmente
pervivir. Bien es verdad, no obstante, que la simbólica perenne,
está grabada año a año en occidente desde el Medioevo
hasta nuestros días; escritos, arte, artesanía, oficios y
tantos otros ámbitos lo reiteran.
Respecto a los "Manuales Operativos" parece ser que llegaron al
siglo XVIII y que fueron quemados.10 En Inglaterra a través de las
"Constituciones de Anderson" se desvincularon las Ordenes de la
"idea operativa" que las habría vehiculado. Bien habrá
que apuntar que la reiteración del arte simbólico llevó
hasta ese momento y por otros conductos, algún ritual considerado
"operativo" por las antiguas cofradías, sobre el que seguramente
se efectuaron modificaciones e incluso desvirtuaciones pero que mantuvieron
en su estructura aspectos del ritual tradicional.
En aquel momento, el aprendizaje a través del oficio y de la idea
simbólica que lo sustentaba constituía además un ejemplo
vivo de esa "operatividad" que se vivificó en diferentes
órdenes. Tal vez la proximidad histórica con trovadores, alquimistas,
rosacruces o constructores, tal vez el grabado mayoritariamente en piedra
de una cosmogonía perenne, fueron determinantes a la hora de rescatar
referencias vivas de los antiguos "Manuales Operativos".
En el artículo de René Guénon "Palabra perdida
y palabras de sustitución"11 publicado por Etudes Traditionnelles
en 1948, se despejan cuestiones fundamentales acerca del alcance real al
que queda expuesta la Masonería, en los orígenes y claves
de su propia historia y la incompletitud metafísica que en sí
conlleva su transmisión, no ya en el tiempo sino también en
relación a la Tradición Primordial. Pero en ningún
caso, el propio Guénon, deja de constatar la existencia de una iniciación
referida a los pequeños misterios, esto es a la cosmología.
En otro artículo, publicado por vez primera en 1930 denominado "A
propósito de los peregrinajes"12 apunta el autor: "Para
retornar a la expresión 'nobles viajeros', aquello sobre lo que queremos
llamar la atención, es que el epíteto 'nobles' parece indicar
que debe designar no toda iniciación indistintamente sino más
propiamente una iniciación de 'Kshatriyas' o aquello que puede denominarse
'arte real', continuando el vocablo conservado hasta nuestros días
por la Masonería. En otros términos, se trataría entonces
de una iniciación referida no al orden metafísico puro, sino
al orden cosmológico o a todo lo que en Occidente, ha estado comprendido
bajo la denominación general de hermetismo".
La supervivencia de un ritual tradicional que ampare (o no lo haga) este
proceso, parece, tal vez por la posteridad que frente a todo representa,
una cuestión desfasada. Pero en ningún caso puede ser así,
en cuanto "espacio central" del cual todo está en dependencia.
II
El rito por su procedencia "no humana" se revela en el silencio
del símbolo. Hemos esbozado la idea de rito y observado el silencio
original que lo preserva. De ahí, tal vez, la costumbre en ciertas
órdenes occidentales, de situar al más antiguo "past-master"
del taller en el cargo de Guardatemplo, significando así la alta
responsabilidad de proteger simbólicamente los trabajos, de cualquier
tipo de influencias psíquicas, tema este directamente relacionado
con "dejar los metales fuera del Templo". Del mismo orden una
de las significaciones rituales de la campana en el budismo mahayana: ¡Fuera
los perros!. La dificultad del grado de maestro en "trabajos operativos"
es considerable. Por un lado la administración o no, en el grado
que fuere, de la ciencia tradicional en el exterior, y por otro y en todo
caso la preservación del silencio ritual en el interior. De hecho
la regularidad posible consiste en atenerse al derecho mismo de la Constitución
de la Orden, a la observancia estricta del ritual y a ser libre y de buenas
costumbres, condición esta última relacionada directamente
también con la preservación pues los trabajos se abren simbólicamente.
Ciertos rituales incluyen, ya desde tiempos anteriores, la palabra como
elemento de relación y algunos rituales contemplan dentro de si,
el concepto "instrucción"; son palabras entonces rituales,
en el grado en el que lo puedan ser, apropiadas en esta o aquella cultura
a tiempos y situaciones diferentes.
La instrucción ritual en el dominio del hermetismo es generalmente
viva y breve, usa del diálogo (que ejemplifica Hermes con su hijo
Tat)13 y está comprendida en el silencio ritual, al igual que la
jerarquía que a través de cada grado, recorre la cosmología.
III
Julius Evola relata en su estudio El Yoga Tántrico que en los albores
de la era cristiana, el hinduismo recibió la influencia de una nueva
corriente: el Tantra, que en el budismo tomó el nombre de Vajrayana
(vía del "diamante" o del "rayo"). "El mundo
no es maya, sino potencia y esta coexistencia paradójica de la libertad
o dimensión de la trascendencia en si y del gozo del mundo, de la
experiencia libre del mundo, está estrechamente ligada con la fórmula
o tarea esencial del tantrismo: la unión del impasible Siva con la
ardiente Sakti en nuestro propio ser y en todos los planos de la realidad...
".14 "... Metafísicamente la pareja divina corresponde
a los dos aspectos esenciales de todo principio cósmico, el Dios
masculino que representa el aspecto inmutable, y la divinidad femenina que
representa por el contrario la energía, el poder que actúa
en la manifestación (la 'vida' opuesta al 'ser') y con ello en un
cierto sentido el aspecto inmanente. Por tanto podemos considerar la aparición
del saktismo en el antiguo mundo indo-ario en el periodo del que hablamos,
como el signo barométrico de un cambio del punto de vista. Se trata
de un interés orientado hacia los aspectos 'inmanentes' y activos
de los principios del mundo y no hacia la trascendencia pura",15 apunta
el Sr. Evola. Y esta corriente que parece impregnó buena parte de
la espiritualidad hindú modificó en su medida un aspecto restrictivo
y fijo de lo "intelectual" en aras de un recorrido interior reintegrado
a estados ya reconocidos en aquel tiempo, por posteriores que fueran, en
el ser humano.
"Por tanto no basta, por ejemplo, con mantener la teoría según
la cual el Yo profundo -el atman- y el principio del universo, el Brahman,
son una misma cosa y entonces 'quedarse sin hacer nada pensando de una forma
vaga en el gran éter hecho de conciencia'. Los Tantra se niegan a
considerar esto como un conocimiento. Por el contrario, el hombre debe transformarse
y por ello actuar para conocerse verdaderamente".16
La enseñanza de la ciencia tradicional se ha impartido de diferentes
maneras y casi siempre su fehaciencia implica un movimiento "en el
punto de encaje" que extrema la dificultad de la transmisión
(lo que está implícito por otra parte, en la fuerza de la
idea que conlleva).
En el zen, cuya forma ritual es la meditación se relaciona la enseñanza
con lo imprevisto, con la paradoja, con la "locura", incluso el
koan17 que es su forma habitual de expresión, pueda parecer invita
más al agitamiento que a la quietud, pues al ser individual, contingente
en el grado que fuere, "el maestro agita con el bastón".
Es la vía del "diamante" o del "rayo" y efectivamente
en el zen, la transmisión fundamental se sella con la entrega del
cuenco y del bastón. En Occidente más allá de las lucubraciones
ocultistas y espíritas que han inundado al hermetismo de despojos
y cuya identificación es parte viva de cada particular discernimiento,
trovadores, artesanos, monjes, bohemios, nobles, artistas y constructores
han recorrido esta vía entre tantos otros, reiterando una cosmogonía
perenne.
La completitud tradicional que abarque verdaderamente aquí o allá
la revelación de los caminos, es un tema de tan palpitante extensión
que aparece hoy entremezclado con lo social, lo religioso y con los puntos
de vista particulares, que son ajenos por completo al hecho de la transmisión
de los vehículos simbólicos, cuya enseñanza, al ser
viva, no puede aprenderse tan sólo a través de libros y entra
en "la rueda del devenir". Por otra parte va de suyo que el cosmos
no es un fin en si mismo y está remitido a un Principio Superior.
IV
El hermetismo se vincula a la Tradición Unánime por la idea
de centro y eje.
La concentración, sacrificio, ascenso y descenso por un eje que ensarta
los diferentes estados del ser por su centro y la trascendencia final en
el Principio e incluso la encarnación de esta idea en el grado que
fuere ¿no supone una vinculación directa con la ciencia tradicional?
El hermetismo es axial, geométrico y revelación universal
de la unidad del Pensamiento. Para nuestra cultura se alumbró en
Alejandría, entre los siglos I y III a. C. y reúne en su cosmogonía18
la expresión de la filosofía neoplatónica, la ciencia
de los números pitagórica y los misterios órficos,
el gnosticismo primitivo cristiano del cual las obras de Dionisio Areopagita,
entre otras, son testimonio, la gnosis y magia egipcia fundada en la doctrina
de la emanación, la astrología caldea y una fuerte influencia
oriental. Más tarde, en el Renacimiento, tanto el esoterismo hebraico,
cuyo árbol de la vida cabalístico representa una exacta concepción
axial y simbólica de la cosmogonía, como el esoterismo cristiano,
testificado sobre todo a través de la obra de Pico de la Mirandola
que revitaliza la tradición hermético-cristiana que llega
hasta nuestros días, confluyen en la misma idea del ser y del universo.
Al movimiento de aprehensión intelectual de este corpus simbólico
se le llama magia. Magia y demiurgia19 están implícitamente
unidas y aún en la transposición perfecta entre macrocosmos
y microcosmos del mismo latido exacto, están sometidas al dominio
individual y en ello a inversiones profundas ligadas siempre a la personalización,
cuyas desviaciones, que aquí obviamos, son de abundante índole
y de parecido y tan amplio alcance a las incubadas por la teología.
Para el mago o juglar, la justeza de la aprehensión simbólica
no es de orden moral o de tiempo social y tiene mucho más que ver
con una responsabilidad interior desde la propia perspectiva cósmica.
Para la autoridad devocional, el mago en su recorrido cosmológico
se aleja del Ser y para el mago sin la vivificación de este recorrido
el Ser no existe y además el objeto de la devoción o valoración
personal es de rasgo tan demiúrgico como cualquier aspecto cosmológico
más.
El hermetismo no tiene Dios ni rito que le sea el suyo propio y toma diferentes
formas en el tiempo, lo que pudiera suscitarle numerosas pérdidas
de relación con la cadena de transmisión y este punto habría
que remitirlo a la continua emanación del Tiempo Eterno, a la fehaciencia
del testimonio simbólico grabado día a día en Occidente
y apuntar otra vez al carácter cosmológico y no metafísico
del hermetismo.
NOTAS
1
Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, cap. I. Ed. Labor, Barcelona 1988.
2
ibid.
3
Referencia a la Tabla de Esmeralda.
4
José A. Antón Pacheco, Opúsculo sobre la etimología
del Arte. Arbolays 1988.
5
A. K. Coomaraswamy, Hinduism and Buddhism. Munishram Manoharlal Publishers
1986.
6
René Guénon, Etudes sur l'Hindouisme. Ed. Traditionnelles,
París 1989.
7
Ib'n Al Arabi, Tratado de la Unidad, cap. 1. Ed. Sirio, Málaga 1987.
8
Shayj Abdalqadir, Los Cien Pasos. Ed. Kutubia 1994.
9
René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada,
cap. XI. Ed. Eudeba, Buenos Aires 1976.
10
Francisco Ariza, Revista SYMBOLOS Nº 2.
11
René Guénon, Etudes sur la Francmaçonnerie et le Compagnonnage,
vol II. Ed. Traditionnelles 1992.
12
René Guénon, Etudes sur la Francmaçonnerie et le Compagnonnage,
vol. I. Ed. Traditionnelles 1977.
13
Corpus Hermeticum. A remarcar que en la Masonería, que es una de
las formas del hermetismo, la instrucción ritual del aprendiz tiene
una duración de unos siete minutos, tiempo asignado para este menester,
cumbre y epicentro de la simbólica masónica.
14
Julius Evola, El Yoga Tántrico, cap. 1. Ed. Edaf 1991. En el artículo
"Tantrismo y Magia" perteneciente al tomo Etudes sur l'Hindouisme
de René Guénon leemos: "cultivar la magia por si misma,
al igual que tomar por finalidad el estudio o producción de 'fenómenos'
de no importa que género es encerrarse en la ilusión en lugar
de tender a liberarse de ella...".
15
Julius Evola, ibid.
16
ibid.
17
Anne Bancroft, Zen. Ed. Debate, Madrid 1988.
18
Federico González, La Rueda. Una Imagen Simbólica del Cosmos.
Ed. Symbolos, Barcelona 1986.
19
Reseñar la aportación de la obra de A.-J. Festugière,
Padre francés. Bajo el título genérico La Révélation
D'Hermès Trismégiste presenta cuatro estudios: "L'Astrologie
et les Sciences Occultes", "Le Dieu Cosmique", "Les
Doctrines de l'Âme" y "Le Dieu Inconnu et la Gnose",
que tal vez constituyan la referencia reciente universitaria más
autorizada del hermetismo cristiano, incluidas sus limitaciones. El libro,
que en su totalidad ofrece unas 1.700 págs. no es de fácil
lectura. Dentro del volumen III y en el capítulo "La Chute de
l'Âme", se ofrece un estudio casi específico de el Demiurgo,
así como en las traducciones que el autor realiza del Corpus Hermeticum,
recogidas en este mismo volumen. Ed. Belles Lettres, París 1990.